Muertos en las protestas colombianas

Los muertos en las protestas colombianas, producidas por la policía, avivan las críticas contra la brutalidad del Presidente Duque.
El Presidente colombiano obligado por el levantamiento de miles de colombiano en varias ciudades del país, especialmente en Bogotá y Cali, retiró la llamada reforma tributaria, que estaba dejando en la miseria aj noble pueblo colombiano.
Cinco días de protestas a lo largo del territorio llevaron a Iván Duque a pedir al Congreso que abandone el tratamiento del proyecto de reforma tributaria, y a tramitar uno diferente «con consensos». El mandatario señaló que la reforma era necesaria para «dar estabilidad fiscal» al país y sostener los programas sociales, en especial en la etapa posterior a la pandemia.
Pero la oposición y gran parte de la población la criticaban por presión excesiva hacia las clases media y baja, con fuertes tributos que se reflejaban en Impuestos al Valor Agregado (IVA) a productos de consumo masivo y servicios públicos. A la situación de un país golpeado por la crisis sanitaria y económica, se sumaron denuncias de represión salvaje de las fuerzas de seguridad contra los civiles.
«El retiro de la reforma por parte del Gobierno significa un triunfo para el pueblo; un triunfo de la protesta social contra medidas autoritarias como los toques de queda, contra la violencia estatal ejercida contra el pueblo que se manifestaba en las calles», dijo a Ecuador Newsm Óscar Ramírez, vocero del Comité de Solidaridad con los Presos Políticos (CSPP), en Colombia.
El entrevistado manifestó que el retiro del proyecto de reforma tributaria «no es suficiente» para cambiar el clima social de «insatisfacción» que persiste contra el actual Gobierno derechista de Duque.
El vocero del CSPP se refirió además a los episodios de excesos y violencia en el accionar policial, que dejaron 22 fallecidos en los días de protestas. «La represión comenzó antes de la movilización [del 28-A], con allanamientos ilegales a personas sospechosas de conformar grupos de terrorismo para alterar el orden público», afirmó Ramírez, quien además resaltó una deficiente gestión del Estado en adquirir vacunas y controlar el avance de la pandemia.
A Leidy Natalia un impacto la dejó sin vista en su ojo derecho durante las protestas contra la reforma tributaria de este miércoles y jueves en Colombia, especialmente en Bogotá y Cali, ciudad, esta última en la que también un policía disparó varias veces a quemarropa en dirección de Marcelo Agredo, un menor que murió en Cali..
La violencia policial siguió latente en las protestas que se viven en Colombia, después de que el año pasado muriesen 14 personas y de que el paro nacional del 25 de noviembre de 2019 tuviese el nombre de Dilan Cruz, el estudiante de bachillerato que fue asesinado por un disparo de un capitán del Escuadrón Antidisturbios de la Policía (Esmad).
El presidente de Colombia, Iván Duque, ha decidido sacar a los militares a las calles de las principales ciudades del país para contener las protestas contra la reforma tributaria. La intensidad de las manifestaciones ha escalado desde el miércoles, cuando se convocó un paro en todo el país, que ha tenido más seguimiento del esperado, en la medida en que Colombia vive el peor momento de la pandemia.
Este sábado, 1 de mayo, se registraron incidentes entre policías y manifestantes en las principales ciudades, con un balance de más de 330 policías lesionados y 249 detenidos acusados de vandalismo. En Cali se vive el foco de mayor tensión. La policía confirmó que, desde que se inició del paro convocado por centrales obreras y movimientos sociales, se han registrado 10 homicidios por causas que no se han especificado.
Entre las víctimas se encuentra un joven de 16 años. Ese menor podría ser el muchacho que aparece en un vídeo golpeando a un policía motorizado. El agente, después de recibir una patada, corre detrás de él y le dispara dos veces por la espalda.
El director de Human Rights Watch para las Américas, José Miguel Vivanco, confirmó en Twitter la veracidad del vídeo. Vivanco asegura estar recibiendo graves denuncias de abusos policiales por parte de la policía en Cali, la capital del departamento de Valle del Cauca. “La ciudad tiene todo el derecho a manifestarse y debe hacerlo de forma pacífica. Policía debe garantizar el respeto a los derechos humanos”, añadió.
Duque trata de sacar adelante una reforma tributaria con la que pueda paliar el agujero que ha dejado la pandemia en la economía. El dirigente tiene el visto bueno de la mayoría de expertos económicos para llevarla a cabo, pero se ha encontrado con el rechazo de la oposición y buena parte de la sociedad.
El viernes, el presidente colombiano anunció en su programa diario de televisión que modificará el texto, en trámite ahora en el Congreso, para que el IVA se quede como está y no se amplíe la base gravable de impuesto de renta, un guiño claro a la clase media. Aun así, miles de personas se echaron a la calle para expresar su descontento por quinta jornada consecutiva, que coincidió con el día del Trabajo.
El paro convocado contra la reforma está teniendo más seguimiento del esperado, sobre todo porque se produce en medio del peor momento de la pandemia. Políticos contrarios al presidente conservador Duque, como la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, pidió a la gente que no ocupara masivamente las calles por la situación crítica en la que se encuentran los hospitales en Colombia. La ocupación de las unidades de cuidados intensivos de las principales ciudades superan el 90%. La tercera ola de contagios ha sido muy potente aquí. Sin embargo, la movilización ha sido masiva este sábado luego de dos jornadas menos concurridas.
Decenas de miles de personas salieron este miércoles y jueves a las calles de muchas partes del país para exigir al Congreso que no aprobase la reforma económica que presentó el Gobierno, que contiene medidas de ahogo económico para la creciente clase media y los sectores más afectados por la pandemia.
Las protestas, que continúaron este fin de semana, fueron en su mayoría pacíficas, pero acabaron en varias ciudades, sobre todo en Cali (suroeste), con la intervención de la Policía que actuó contra los manifestantes por algunos hechos violentos de grupos de asistentes.
Las instituciones siguen sin dar cifras oficiales, pero la ONG Temblores, que se dedica a la atención y al registro de víctimas de violencia policial, registró hasta esta mañana 93 hechos de agresión por la fuerza pública, incluidos tres muertos y 35 heridos.
«Y hemos documentado con bastante preocupación un incremento de los disparos de los Esmad hacia los ojos de los manifestantes», explica a la prensa el codirector de la ONG, Alejandro Lanz.
El centro de Cali estuvo completamente lleno por este paro nacional, que protestaba la gente por el decreto del gobierno de la reforma tributaria, que está hacienda harto daño al bolsillo de la gente pobre colombiana. El pueblo de este país, sigue saliendo a la calle a protestar contra el actual presidente Duque de derecha, que agrede economicamente a su propio pueblo.
Organizaciones establecidas en Cali reclaman por «el hermetismo» de las autoridades de la ciudad a las que acusan de negar las agresiones, que sufrieron civiles por parte de la fuerza pública.
«Tenemos el asesinato de dos menores de edad en un punto conocido como Puerto Resistencia donde se presenta un bloqueo de la vía por parte de la comunidad y dos menores resultan muertos por disparos de la Policía», dice a la prensa, Walter Agredo, del Comité de Solidaridad con los Presos Políticos.
«Nos llama bastante la atención que la Alcaldía de Cali no se pronuncie sobre esos hechos y diga hoy en unas declaraciones que no hubo víctimas mortales vinculadas con las protestas», reclamó.
IMPACTOS EN LA CARA DE LOS PROTESTANTES
Este paro nacional, está subiendo de tono, en relación que el anterior o las protestas de septiembre del año pasado, pero, según Temblores, el «Estado colombiano no está cumpliendo con los protocolos internacionalmente establecidos para la utilización de ese tipo de armas, que deben ser disparadas a ciertas distancias, en una dirección parabólica».
A Leidy Natalia los médicos le diagnosticaron «ojo estallado» después de que resultara herida durante la manifestación en Bogotá.
«Voy a perder la vista de mi ojo derecho. (…) Se me está saliendo el iris», contó en un en vivo con el portal Primera Lineal Col en el que responsabilizó al Esmad por la agresión que sufrió.
«No voy a volver a ver», lamentó al denunciar que se sintió «atacada de frente por el Esmad», y detalló cómo fue que resultó con una fuerte hemorragia en su ojo, producto del lanzamiento de bombas lacrimógenas
Ella no es la única, hay otras personas que también perdieron sus ojos y otras tres que están en el quirófano con lesiones oculares graves, según el recuento de Temblores.
La Policía, por su parte, denunció que 87 agentes fueron «lesionados de diferente gravedad, entre ellos a un capitán y a un mayor que se están debatiendo en este momento entre la vida y la muerte», según dijo el director de la Policía, mayor general Jorge Luis Vargas. Aunque la prensa sabe que la policía miente mucho.
El Gobierno y otras instituciones del Estado denunciaron «actos vandálicos» e incluso «terrorismo urbano» durante las protestas, en un discurso muy repetido que «sirve para criminalizar la protesta social», según Lanz.
Cuando se equiparan «vándalos y protestantes» se complica la judicialización de quienes efectivamente realizan hechos vandálicos, como pasó con el asalto a un banco en Cali, donde no se arrestó a nadie, mientras que varios líderes sociales sí fueron detenidos ayer y acusados de actos de terrorismo.
ACTUALIDAD
Por Dr. Marcelo Arboleda Segovia,
Editor en Jefe de Ecuador News
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