Puerto Rico: Estadidad o Quimera
La Comisionada Residente de Puerto Rico anuncia que sometió un proyecto de ley al Congreso de Estados Unidos en Washington, DC, a donde reside. Y es precisamente eso, Jennifer González es una residente. De acuerdo a la Real Academia, residente es “un funcionario que vive donde tiene su empleo”.
Comisionado es “encargado público encomendado a una tarea”.
En palabras simples, Jennifer González es una encargada que reside en Washington, D.C. El encargo no es fácil, es la encargada de Ricardo Roselló.
Sin embargo, Roselló fue obligado a renunciar como gobernador (agosto, 2019) por actos inmorales y anti-éticos, y la comisionada arrastra esa sombra oscura.
Es una encargada de un gobernador que ya no está. Ella fue electa en PR. No representa a ningún residente norteamericano de EE.UU. Las legislaciones sometidas al Congreso son para los beneficios absolutos de estadounidenses.
El Congreso no representa los intereses de ninguna otra nación. Mucho menos los de Puerto Rico.
El aludido proyecto es una tergiversación. Pretende la comisionada levantar el ánimo del votante puertorriqueño a base de una falacia. Ella no tiene poder alguno para someter un proyecto de ley en el Congreso. Lo más que pudo hacer fue encontrar un par de congresistas para que sometieran la quimera. No obstante, el Congreso tiene 535 legisladores.
Sólo pudo negociar con el 7.6% a espaldas del pueblo que representa. O sea, apenas 41 legisladores, contrario a los 130 que había conseguido el anterior comisionado estadista hace apenas 4 años.
El presidente Donald Trump le declaró la guerra a los estadistas. Porque son ellos responsables de la horripilante economía, la piratería del fisco público, la corrupción y el nepotismo. Trump recomendó que los fondos Federales enviados a la isla sean supervisados, eligió y mantuvo la Ley PROMESA.
La comisionada es republicana, pero nunca se ha acercado al presidente para pedirle la estadidad. ¿Por qué no lo ha hecho en tres años como comisionada? Porque la estadidad es una quimera. Es un negocio. Es una ratonera política para saquear a los puertorriqueños ignorantes.
En el Congreso no hay ningún representante decente dispuesto a defender la estadidad con agallas. Ni siquiera el representante Darren Soto quien prometió la estadidad en 90 días. En cuanto a los Senadores no hace falta palabra. Son fieles seguidores de Trump. Con quién cuenta la residente para someter un quimérico proyecto de ley. Con la ilusión de los engañados.
¿Qué propósito tiene dicho proyecto? Engañar al electorado puertorriqueño. Movilizarlo agarrotándolo a un plebiscito en 2020. Es una artimaña. Ni el Departamento de Justicia ni Recursos Naturales ni la Casa Blanca están comprometidos.
Es un simulacro. Parecido a los ensayos de Tsunami. Ese simulacro no es nuevo. Hubo antes muchos otros: H.R. 856, (1997), H.R. 900 (2007), H.R. 2499 (2009), H.R. 2000 (2013), y H.R. 260 (2017). Este último no tuvo el pasemisín de Recursos Naturales. No obstante, es siempre bueno soñar.
Supongamos que la comisionada sometió el proyectito y llega al Congreso. ¿Qué pruebas de consulta le llevaría a los congresistas estadounidenses que los puertorriqueños quieren la estadidad? El último referéndum (2017) fue un fracaso.
Apenas un 23% del electorado votó. ¿Quién le hizo caso al fracasado gobernador Roselló cuando llevó los resultados a Washington? Nadie. Es esa la razón que ningún plebiscito valida la estadidad.
Para que PR sea un estado es un proceso que empezaría con una Asamblea Constituyente en la isla. Y para lograr esa asamblea tendrían los legisladores en PR someter un proyecto de ley para hacer dicha asamblea. Luego, los resultados de una consulta serían validados por el Congreso.
Sin embargo es el Congreso quien tiene el poder para aprobar o rechazar dicho referéndum, y sus resultados, o cualquier otro asunto político de la nación puertorriqueña.
“EL ESTATUS POLÍTICO DE PUERTO RICO DEPENDE ABSOLUTAMENTE DEL PODER DEL CONGRESO DE ESTADOS UNIDOS.”
Y para poder invalidar dicho poder el Congreso tendría que eliminar las leyes que hacen a “Puerto Rico un territorio no incorporado, pero parte de Estados Unidos”.
La Comisionada Residente es sencillamente una residente sin poder y usó a un José Serrano decaído.
¿Por qué no lo sometió ella?
Porque es solamente una residente que se gana $175,000 anuales por hacer changuerías. Los estados de Hawaii y Alaska fueron incorporados por el Congreso. Las circunstancias son incompatibles comparados a Puerto Rico. En Hawaii los terratenientes dominaban el sistema y acribillaron la cultura.
En Alaska había pocos nativos y ni siquiera participaron de la consulta. En ambos estados ningún nativo tiene poder político, y su cultura va camino al exterminio.
“LA ESTADIDAD ES LA DESAPARICIÓN DE LOS PUERTORRIQUEÑOS.”
Los estadistas distorsionan la realidad de su incapacidad de gobernar. Pretenden hacer creer que el problema es el estatus político y que con la estadidad todo se resolvería. Mientras el pueblo padece el robo de fondos públicos, investigaciones, nepotismo, y corrupción.
¿No sería más beneficioso mejorar los servicios a la población, que atropellarla con ilusiones baldías?
Por Juan Negrón Ocasio
Especial para Ecuador News
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