El amor en tiempos de coronavirus
El amor en tiempos de coronavirus
Cuenta García Márquez de un amor que retomó un viaje al final de sus intrincadas vidas. Ya viejos decidieron rememorar su amor de siempre en la soledad de un viaje fluvial, enarbolando una bandera que alejaba cualquier intruso del barco que los llevaba.
Hoy el COVID-19 nos lleva por un viaje similar. Con una pandemia como bandera de nuestro viaje, en nuestro trayecto estático. Por más contradictorio que esto nos pueda parecer, hemos emprendido un viaje dentro de los límites de nuestras casas. Un viaje para redescubrirnos junto a la familia, junto a los que siempre hemos amado y nos aman.
Un viaje sin cruzar el umbral de una puerta, pero viajando con nuestros amores, por el río Magdalena de cada uno. Mientras el coronavirus flamea, nuestro amor tiene la oportunidad de fortalecerse en nuestro hogar, nuestro barco. La esencia de humanidad que se nos venía fragmentado, tiene la oportunidad de reintegrarse a nosotros.
Podemos volver a lo que mejor fuimos, a lo que nos hace verdaderamente felices, y que la modernidad nos arrebataba. Colocando en nuestras vidas prioridades que ahora descubrimos poco importan. Apremios y ambiciones que nos llevaban a interesarnos por lo que realmente, en este momento, no nos resulta importante, peor vital. Por redes sociales nos llegan innumerables muestras de lo que realmente es importante en el viaje de la vida. En nuestra finita y breve existencia.
La solidaridad del que algo tiene con el que nada posee. Como lo vemos cuando una anciana, en la soledad de su cotidianidad, descubre en el aislamiento de una pandemia sanitaria, el interés y cariño de sus vecinos que la sorprenden, cantándole el feliz cumpleaños. O la andanada de optimismo y amor por la vida, que corre en cada nota musical desde los balcones del mundo en la lucha contra la muerte. Hermosos gestos todos.
Como la admiración hacia nuestros héroes, los verdaderamente necesarios. Los médicos que entregan su vida contra el COVID-19. A ellos gracias por su lucha.
A todo lo bueno, a todo lo mejor de la humanidad, gracias por volver hacia nosotros en este viaje que nos devuelve a nuestra esencia.
OPINIÓN
Por Xavier Villacís
Ecuador News
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