El origen del pasillo
El origen del pasillo
El origen del nombre “pasillo” ha sido objeto de muchas conjeturas, como aquellas que lo derivan de la tradición de los “pases del Niño” y el folklore de navidad, razón por la cual habría derivado en “pasillo”, refiere Manuel Espinosa Apolo, en la investigación de 2012 para la Validación del pasillo como Patrimonio Cultural del país, junto con el autor de este artículo y Franklin Cepeda Astudillo.
Hay investigadores que en cambio sostienen que el nombre viene de la palabra francesa “passepied” o “paspiés” ya que tal ritmo de origen francés invadió España y llegó a América dispersándose desde las Antillas rumbo al sur. Acertadamente Octavio Marulanda señala que el nombre de “pasillo” es una derivación de la palabra española “paseíllo” que designaba a un aire festivo popular .
Si se tienen en cuenta la casi inexistencia en el español hablado en América del uso de la declinación “-illo” como diminutivización, es muy probable que el término “pasillo” sea una pronunciación abreviada de “paseíllo”.
Esto significa que dicho término no puede ser un diminutivo de “paso”, es decir, equivalente a “pasito”, como se ha creído comúnmente, sino más bien de “paseo”.
El término “pasillo” está por tanto vinculado a las representaciones dancísticas relacionadas con la tauromaquia. En la colonia fueron frecuentes este tipo de danzas criollas tanto en los territorios que hoy corresponde a la actual Colombia como en Ecuador.
Baste recordar que en los siglos XVIII y XIX, se volvieron frecuentes algunas danzas que rememoraban las corridas de toros.
Este fue el caso del “toro rabón”, una especie de sátira del acto de torear, por la cual las parejas se colocaban en sentido diagonal, cada uno de los integrantes en una esquina del salón. El pasillo originalmente fue un baile de “pareja agarrada” que incluía un paseo en el preludio de rigor y dando vueltas en compás de ¾” . Precisamente, aquel acto de pasear que rememoraba al paseíllo de los toreros en el ruedo, fue el que dio origen el término pasillo.
OPINIÓN
Por Juan Carlos Morales
Escritor y periodista ecuatoriano
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