Este feriado del ‘Memorial Day’ marca varias campanadas para la ciudad de Nueva York. Primero, la reapertura de las 14 millas de playas, por el inicio de una temporada de verano que se extiende hasta el 12 de septiembre. Y segundo, porque es el arranque de muchas actividades que muestran la visión de una ciudad que trata de volver a la normalidad, luego de 14 meses batallando contra la pandemia del COVID-19.
Aunque en el calendario de las autoridades de la Ciudad el 1 de julio fue declarado como un “momento increíble” para la reapertura en el cual la Gran Manzana iniciará formalmente un verano sin mayores restricciones, es en estos días del fin de semana largo por el feriado, cuando el país recuerda a “los caídos”, en que realmente se dará el despegue de muchas actividades que en la anterior temporada veraniega fueron marcadas por una crisis de salud pública que apenas empezaba.
El año pasado en el bulevard de la Playa Rockaway, de los 30 concesionarios que operaban locales de servicios veraniegos entre las calles 86 y 106, solo a la mitad se les permitió operar como parte de la estrategia de las autoridades de Salud para evitar las aglomeraciones como medida de prevención contra el COVID-19.
Hasta la semana pasada, gran parte de los locales comerciales de la calle 97 del ‘boardwalk’ de Rockaway se mantenían cerrados, algunos en remodelación y otros sin ninguna apariencia de volver a ofrecer sus servicios.
“Muchas concesiones se vencieron y todavía están en proceso de renovación. Hasta hace poco se desconocía cómo se iba a replantear a Nueva York en el verano, pero ahora hay un panorama más claro. Y el vigor comercial de esta zona volverá rápidamente”, comentó a El Diario un portavoz del Departamento de Parques de la Ciudad (NYC Parks).
Un paso gigante, pero…
Con un masivo plan de vacunación en la Gran Manzana que ha permitido relajar las medidas de distanciamiento social y el uso de máscaras en espacios públicos, la reapertura oficial de las playas públicas este 2021 sin normas especiales, muestra un paso gigante en la recuperación postpandémica.
En el 2020 los balnearios de la ciudad de Nueva York abrieron con grandes limitaciones durante este feriado del ‘Memorial Day’, permitiendo el acceso a los bañistas solo para compartir en la arena y en otros espacios de las caminerías, con máscaras, sin aglomeraciones. Y, además, sin poder nadar.
El inmigrante uruguayo Julio Sorribas, residente en Far Rockaway, empieza a sentir con “algunos temores razonables” cómo se avecina una temporada “más viva que la anterior”.
Aunque Julio celebra que en los próximos meses podrá disfrutar de los paseos con su perro a la orilla del mar, también teme que a pesar de los decretos gubernamentales que hacen una invitación a la “normalidad”, nada se sabe a “ciencia cierta” con la ruta que pueda tomar el coronavirus.
“No es pesimismo. Seguimos con el virus rodando. Nos vacunamos, nos protegemos, pero estos tiempos han demostrado ser muy difíciles. La inmunización es muy nueva. Deberíamos tomar las cosas con más cautela”, subrayó el jubilado que vive en Nueva York desde 1965.
Un verano en Nueva York
Más allá de las costas en donde se abren playas para el esparcimiento, se empieza a retomar el ritmo de una ciudad que en el verano anterior estuvo a menos de “media máquina”.
Ahora, con la señal en verde para que vengan turistas nacionales, con los restaurantes y bares operando a 100% de su capacidad y las autoridades empujando la vacunación en todos los rincones de los cinco condados, la ‘capital del mundo’ avanza aceleradamente a un verano “normal”.
Además, desde este lunes se pone punto final a una de las políticas de prevención contra la pandemia que limitaba los horarios para servicio en las áreas interiores de bares, restaurantes y discotecas hasta las 12 de la medianoche, lo cual implica que la vida nocturna de la ‘ciudad que nunca duerme’ empieza a revitalizarse esta semana.
Ya gran parte de los sitios nocturnos empezaron a exigir el ‘Excelsior Pass‘ el cual proporciona una prueba digital segura de la vacuna COVID-19 o los resultados negativos de las pruebas.
Ante esta secuencia de reaperturas, la dominico-puertorriqueña Rosita Fernández, residente de Brooklyn, prefiere ver el futuro con cierta cautela y calma.
“Es perfecto que hayan facilitado las vacunas para dar estos pasos. A mi parecer debemos seguir cuidándonos. Yo prefiero ir caminando con cuidado, seguir usando igual máscaras. Estas señales de normalidad no pueden invitar a la gente a volverse loca. Este virus sigue moviéndose en el mundo”, reaccionó.
Entre tanto, el puertorriqueño Joe Rosa y su esposa Martha, luego de varios meses sin caminar por las calles del centro de Manhattan, coinciden en que la ciudad está recobrando su ánimo de siempre.
“Una pandemia no va a poder con el ánimo de esta ciudad. A pesar de todo, de los problemas propios de esta era, vemos que está grandiosa, que viene con todo. Estamos realmente muy felices de volver“, compartió Joe mientras caminaba por un Times Square, que del silencio y la soledad empieza a convertirse nuevamente en uno de los epicentros de turistas del mundo.
Días de calor, sin máscaras
- Desde este fin de semana del ‘Memorial Day’, los visitantes de los parques y playas de la ciudad de Nueva York pueden recibir la inyección contra el coronavirus en sitios de inmunización móviles.
- Ya están abiertas oficialmente las ocho playas públicas de la Gran Manzana: Orchard Beach (El Bronx) Coney Island, Manhattan Beach (Brooklyn), Rockaway Beach (Queens). En Staten Island: Midland Beach, South Beach, Cedar Grove Beach y Wolfe’s Pond Park Beach.
- Nueva York ya ha adoptado la nueva guía de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) para el uso de protecciones faciales para las personas completamente vacunadas, lo que permite dejar de usar máscaras al aire libre en multitudes y en la mayoría de los entornos interiores.
- Se considera que una persona está ‘full’ vacunada dos semanas después de recibir el segundo pinchazo de Pfizer o Moderna, o el mismo período de tiempo después de recibir la vacuna Johnson & Johnson de una dosis.
- Las coberturas de nariz y boca son obligatorias en el sistema de transporte público, en centros de salud y asilos de ancianos. Cada establecimiento comercial puede considerar normas específicas sobre el uso de esta protección.