En un mensaje en Twitter en el que confirmó el traslado, Abbott volvió a tronar contra lo que considera la inacción de la Administración Biden para atender la crisis migratoria.
“El primer bus de inmigrantes llegó a Chicago. La inacción de Biden en nuestra frontera pone a los texanos en riesgo y está abrumando a nuestras comunidades. Nosotros continuaremos trasladando a migrantes en buses a ciudades santuario como NYC, D.C., y ahora Chicago hasta que el Gobierno federal haga su trabajo y asegure la frontera”, planteó el republicano.
“A la alcaldesa Lightfoot le encanta promocionar la responsabilidad de su ciudad en acoger a todos independientemente de su estatus legal”, añadió el funcionario. “Estoy deseando ver esta responsabilidad en acción mientras estos inmigrantes reciben recursos de una ciudad santuario con la capacidad de servirles”, puntualizó.
La oficina de Lori Lightfoot indicó, mediante un portavoz, que se hará cargo de los recién llegados.
“Como ciudad, nosotros estamos haciendo todo lo que podemos para asegurar que estos inmigrantes y sus familias puedan recibir refugio, comida, y, lo más importante, protección”, aseguró la oficina. “Esto no es nuevo: Chicago le da la bienvenida a miles de inmigrantes cada año a nuestra ciudad y le provee la asistencia que tanto necesitan”, añadió la Alcaldía.
Algunos extranjeros relataron al referido medio las condiciones peligrosas del viaje hasta llegar a EE.UU.; algunos tuvieron que viajar por casi 40 días.
“Nosotros cruzamos la jungla, Colombia, Panamá, Honduras, Guatemala, México y luego llegamos aquí”, relató el venezolano César Rodríguez, de 21 años. El joven dijo que, inicialmente, su intención era llegar a Nueva York, pero le indicaron que eso no era posible, por lo que aceptó inmediatamente Chicago.
Rodríguez dijo estar listo para trabajar y ubicarse en EE.UU.
Jesús, otro migrante venezolano, reveló que pasar por México fue lo más difícil ya que policías le robaron dinero a él y a otros indocumentados. Jesús catalogó su semana en el país azteca como una de terror.
“La gente nos decía que nadie nos iba a ayudar, que aquí no vales nada. No puedes comer en un restaurante aquí, aquí tienes que comer en las calles. Ellos nos trataron horrible. Yo le dije a algunos de ellos que por qué eran así, nosotros solo teníamos hambre y queríamos comer”, añadió el sudamericano.
Jesús espera encontrarse eventualmente con un amigo en Louisville, Kentucky, que le prometió un trabajo en un restaurante y espacio en un refugio.