¡Váyanse calladitos!
Los vocales suplentes salientes del Consejo Directivo del IESS debieran irse calladitos, cuando ni siquiera sus sectores, empleadores y trabajadores, se sienten representados y les han pedido que se vayan. Una vergüenza de delegados de sectores respetables, a los que ni siquiera rendían cuentas, que también han tenido su responsabilidad y que ojalá no repitan esos crasos errores y escojan bien a personas con probidad notoria.
Más aún, hay que auditarles lo que han hecho durante sus largos períodos en funciones prorrogadas y por no haber sido parte de la solución de la profunda crisis que vive el seguro social. La auditoría externa es un imperativo, que tiene que extenderse a sus conexiones y trama administrativa que subsiste en el IESS y que no debieran seguir. Auditoría a quienes han formado parte de las decisiones en la administración durante los últimos años y que siguen instalados (as) en sus puestos.
El primer delegado del Ejecutivo de este gobierno, reconocido experto y miembro de la mesa de estudios de la seguridad social, denunció que “había mafias en el Iess y que dejando de robar avanzaría el dinero”. Más rápido se fue él del cargo, sin respaldo político del Ejecutivo, que limpiar al Instituto.
Ha sido una decisión acertada del Presidente el emitir el decreto 571, que expidiera el reglamento para la designación de los nuevos delegados. El seguro social necesita cambios urgentes, no solo reformas legales que son necesarias, que atienda de manera urgente las angustias de afiliados, jubilados, pensionistas en materia de salud y por lo menos que haya una mejor cobertura de medicamentos y de atención oportuna.
Cómo es posible que esa Asamblea Nacional mediocre no haya podido resolver la reforma del artículo 28 de la Ley que se refiere a la integración del Consejo Directivo, a pesar del mandato de la Corte Constitucional. Una vergüenza más de quienes siguen incumpliendo con el país, que solo piensan en sus agendas de ambiciones políticas y que hacen méritos para irse a su casa.
OPINIONES
Miguel Rivadeneira Vallejo
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