Jackson Heights: el vecindario más diverso de Nueva York
Se hablan más de 160 idiomas, incluyendo el ‘kichwa’ y el ‘shuar’ ecuatorianos
Por Spectrum Noticias para Ecuador News
El reciente 21 de febrero se celebró en el mundo el Día del Idioma. Buena oportunidad para mencionar el aporte de los ecuatorianos en este discurrir cultural. En Jackson Heights, NY, por ejemplo, se hablan 160 idiomas y Ecuador ha aportado varios de ellos.
Bienvenidos al vecindario de Jackson Heights, que para residentes como Roberto Ramírez quien lleva once años viviendo aquí hay muchas razones que lo hacen único.
«Están todas las tiendas al alcance, están cerca los trenes, los buses, hay más movimiento en el comercio, la gastronomía más que todo hay de diferentes países», dijo Ramírez.
Y es que hay cientos de restaurantes y vendedores ambulantes que brindan comidas de distintas partes del mundo.
Luisa, quien no quiso dar su apellido, lleva casi dos años vendiendo tacos en la avenida Roosevelt.
“De donde quieran vienen aquí a probar los tacos, los que no comían tacos ahora ya les gustan los tacos», dijo la vendedora.
El vecindario de Jackson Heights es de aproximadamente 175,275 personas, de las cuales un 65 por ciento es latino, el 19 por ciento asiático, un 4 por ciento de raza negra y un 10.7 por ciento de raza blanca.
Es conocido por tener la mayor población de comunidades LGBTQ en la ciudad de Nueva York y anualmente celebran el festival del orgullo de esta comunidad.
Aquí se hablan más de 160 idiomas
Es el hogar dicen de la pequeña Colombia, la pequeña India y otras comunidades que han llegado de todas partes del mundo a empezar una nueva vida en esta lugar convirtiéndose este en uno de los vecindarios más diversos de la ciudad de Nueva York.
Para Dayana Cardona quien trabaja en un restaurante colombiano, lo más importante es la cercanía con sus compatriotas.
“Tener contacto con la gente de la misma tierra de uno y escuchar tantas anécdotas que hay y poder ofrecerle un producto como es por ejemplo a veces la gente dice, ‘hace tiempo que no me comía un buñuelo’, ‘hace tiempo no me comía un pan de bono’, entonces es rico porque le puedes como ofrecer eso», dijo Cardona.
Igualmente hay quienes provenientes del Ecuador, hablan dialectos pertenecientes a sus zonas de origen.
Si consultamos Wikipedia, leemos que Ecuador es un país multilingüe con predominancia del español (93,0%; censo 2005), siendo el noveno país com mayor población hispanohablante. Con esta lengua conviven varias lenguas indígenas, siendo la mayor de estas el quichua.
El castellano es el idioma oficial del Ecuador; el kichwa y el shuar son idiomas oficiales de relación intercultural.
Los demás idiomas ancestrales son de uso oficial para los pueblos indígenas en las zonas donde habitan y en los términos que fija la ley. El Estado respetará y estimulará su conservación y uso. (Art. 2 de la Constitución 2008).
Más de un ecuatoriano proveniente de regiones apartadas ecuatorianas, están hoy en la Capital del Mundo. Por eso su presencia aporta ese arco iris cultural aquí.
Idiomas ancestrales
Ecuador, como Estado plurinacional e intercultural, reconoce la existencia de los diferentes pueblos y nacionalidades, de acuerdo, ya lo dijimos, a la Constitución de 2008. En el capítulo primero, artículo 2, establece que el castellano es el idioma oficial de Ecuador y que el castellano, el kichwa y el shuar son idiomas oficiales de relación intercultural.
Los demás idiomas ancestrales son de uso oficial para los pueblos indígenas en las zonas donde habitan y en los términos que fija la ley. Ese mismo artículo se indica que el Estado respetará y estimulará la conservación y uso de los idiomas ancestrales, mandato que en el Gobierno se ha logrado, sin precedentes, posicionándolos en los medios de comunicación públicos hablados y escritos.
Los pueblos indígenas como parte de este Estado tienen la garantía constitucional para estimular y conservar el uso de sus respectivos idiomas; no solo para la interrelación, sino como parte de su raíz identitaria, de su cosmovisión y filosofía de vida.
El idioma es la expresión cultural y forma parte de la historia de un pueblo; constituye el eje articulador de los saberes y cono- cimientos de cada pueblo, de cada cultura y es un medio de integración social, de educación y de prosperidad. El lenguaje es un hecho cultural en sí mismo y, por tanto, debe ser parte vida de una comunidad
Dada la importancia del idioma en los pueblos indígenas del mundo, la ONU reconoce un día en particular como el Día Internacional de la Lengua Materna. La idea se origina el 21 de febrero de 1952 cuando en Bangladés un grupo de estudiantes demandaba que su lengua materna, el Bangla, fuera reconocida como lengua oficial. Cuatro años después, en la Constitución de Pakistán el Bangalí y el Urdo fueron declarados lenguas oficiales del país.
El Día Internacional de la Lengua Materna fue proclamado por la Conferencia General de la Unesco en noviembre de 1999. Posteriormente, el 16 de mayo de 2007, la Asamblea General de las Naciones Unidas exhortó a los estados miembros y a la Secretaría “promover la preservación y protección de todos los idiomas que emplean los pueblos del mundo”.
Se hablan 14 idiomas
En Ecuador se hablan catorce idiomas. En la región Costa, la nacionalidad Awa, el awapít; Chachi, cha palaa; Epera, siapede; Tsáchila, tsa’fiquí. En la Amazonía, la nacionalidad Cofán, el ingae; Secoya y Siona, el paicoca (baicoca); Waorani, wao tedeo; Shiwiar, shiwiar chicham; Zápara, zapara; Achuar, achuar chicham; Andoa, andoa; Kichwa, kichwa; Shuar, shuar chicham. En la Sierra, la nacionalidad Kichwa con sus 18 pueblos originarios hablan el idioma kichwa.
El idioma de los pueblos indígenas tiene su profunda particularidad y no se puede traducir literalmente al español, ya que cada idioma representa una determinada visión del mundo. A través del idioma se diferencian y saben quiénes son y a qué sociedad pertenecen; de ahí que la identidad de cada pueblo tiene su raíz en el idioma. Por ejemplo, el idioma tsa’fiquí de la nacionalidad Tsáchila significa “verdadera palabra, decir la verdad, hablar con la verdad”. Esto significa que para los pueblos indígenas la palabra es extremadamente importante. La palabra tiene un valor moral, por lo que quien falta a la palabra no solo falta a la verdad sino que socialmente será “mal visto”.
Albertina Calazacón, de la nacionalidad Tsáchila, dice que si muere el idioma, muere la cultura. Es por esto que transmitir el idioma a los hijos es vivir la vida misma. El Runa Shimi, en idioma kichwa, quiere decir “lengua del ser humano”; tiene su propia identidad, es un idioma aglutinante y de tierna sonoridad en su hablar, muy suave respecto al quechua del Perú o de Bolivia, idioma con el que pueden interactuar sin mayor dificultades los pobladores kichwas de los tres países y otros en donde se habla.
A través del idioma se conoce su cultura ya que es el alma de los pueblos; por lo cual, según Luis Montaluisa, kichwa panzaleo, “no tenemos que mirar a las lenguas ni a las culturas como algo ancestral del pasado, hay que mirarlas como complementarias de las ciencias, una complementariedad mutua”. Por ello lo importante no son las palabras, sino la voz con las que se pronuncian esas palabras.
Menos habitantes hablan su idioma
Es tal la riqueza de los idiomas en el país, porque identifican el pensamiento de los pueblos andinos, existen palabras cronotópicas con las que se expresa su pensamiento dual. Por ejemplo, se pueden referir al tiempo y al espacio con una sola palabra: pacha equivale a decir tiempo y espacio, dos significados que manifiestan la visión cíclica y circular de la tierra y del tiempo, que están en permanente movimiento.
La preocupación que hay es que en la población indígena ecuatoriana menos habitantes hablan su idioma. Según estudios del Centro Internacional de Estudios Superiores de Comunicación para América Latina (Ciespal), en 1950 el 14% de la población ecuatoriana hablaba lenguas ancestrales, mientras que en 1990 apenas el 3,7%.
A pesar de que ha disminuido el número de hablantes, estas son lenguas vivas y existen esfuerzos por parte de instituciones, como de los propios hablantes, para revitalizarlas y expandir medios y espacios de uso.