Resistencia democrática
Miguel Rivadeneira Vallejo
En el país de la debilidad institucional, de la corrupción, la impunidad y la mediocridad de políticos desestabilizadores, reflejado en esa desprestigiada y golpista Asamblea, no puede darse nuevos espacios para la destrucción y la violencia. Es hora de la resistencia democrática y decir basta de permitir más daños que se han irrogado en nombre de demandas sociales, que el Estado debe atender oportunamente, pero eso no justifica acciones como las protagonizadas en el 2019 y en el 2022, que no debieran repetirse.
Con esos hechos, ¿cuánto solucionaron los problemas sociales? Solo de junio del año pasado se estima que dejaron pérdidas por un mil cien millones USD. El país requiere mejorar la atención en salud, educación, la desnutrición infantil, seguridad social, seguridad ciudadana, deudas pendientes y prioritarias, pero no se puede poner en riesgo la paz interna y la tranquilidad ciudadana con el pretexto de reclamos, por justos que sean, más aún con tintes políticos que buscan el caos y la desestabilización, no solo del gobierno, que está obligado a rectificar sus errores y reflejar las obras sociales, sino del país, su institucionalidad y la democracia.
La Iglesia Católica, las FF.AA. y la Corte Constitucional, instituciones respetables, están llamadas a actuar, cada una en su ámbito, en defensa de la institucionalidad y evitar un nuevo descalabro, que afectará a todos por las ambiciones de quienes buscan el mismo objetivo golpista,
que no les interesa la paz y el desarrollo del país. No se puede imponer las cosas por caprichos de los dirigentes, que tienen una agenda destructiva, que juegan con la estabilidad del país y que pretenden llegar al poder atropellando los procedimientos legales y las reglas del juego democrático.
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OPINIONES
Miguel Rivadeneira Vallejo
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