Bailarines y vende humo en tarimas o memes descartables
Por Holguer Mariano Jara
Nuestro país, está desnortado, nos mantienen en un constante sin-vivir de los rebrotes de imbecilidad política, debemos luchar contra todo y todos, sin victimismo y sin buscar malvados enemigos ideológicos.
Empecemos por nuestra responsabilidad individual, para ganarnos el derecho a la crítica, siempre constructiva, sin demérito de la severidad. La esperanza es la cura del mañana para la decepción de hoy.
Ecuador transita un período políticamente crucial para su futuro: elegir presidente en un marco de creciente polarización ideológica, denuncias de corrupción y desencanto democrático y lo más relevante, la invasión de pre/candidatos, todos desconocidos y arrimados a movimientos políticos remendados y sin ideología.
Pese a las innegables particularidades que tiñen cada rincón del país, es posible identificar un patrón general que marca el contexto en el que se desarrollará el juego político electoral del año 2025. El chapulinismo político, las mismas caras y los mismos vicios, como la cabeza de las tortugas, entran y salen. Personas que todavía no siembran nada, pero ya pretenden cosechar.
El desencanto democrático tiene mucho que ver con el fracaso del Estado ecuatoriano en proveer bienes públicos de calidad. La seguridad, la salud, la educación, el empleo, los sistemas de seguridad social y, sobre todo, la administración de Justicia muestra enormes déficits que redundan en la erosión del ideal democrático y la deslegitimación de sus élites.
El dinero sucio se ha transformado en una mancha indeleble de la política ecuatoriana. El caso Odebrecht es el más emblemático por su ramificación en diferentes países y niveles de gobierno. La Fiscal del Estado Dra. Diana Salazar, en su período realiza una tarea titánica y para ello ha puesto al descubierto muchos casos considerados emblemáticos y que han sido ejecutados en el gobierno de Rafael Correa, concretamente.
Las denuncias de corrupción caen con la misma fuerza sobre su gabinete que sobre los partidos tradicionales de Ecuador. La tónica no varía en todo el país: bienes públicos insuficientes y de escasa calidad, élites sospechadas y desencanto democrático componen el tóxico ambiente político ecuatoriano.
Este es el caldo de cultivo que alimenta la polarización política ecuatoriana. La tantas veces anunciada muerte de las ideologías se demora y revierte y frente a las desgastadas élites democráticas surgen liderazgos emergentes que canalizan el desencanto popular.
La emergencia de los nuevos liderazgos plantea un desafío mayúsculo para la democracia en Ecuador, en tanto que impugnan los procesos y actores tradicionales del juego democrático basándose en hechos objetivos: el fracaso del Estado en la provisión de bienes públicos y el ilegitimo enriquecimiento de los dirigentes políticos a costa del Estado.
El resultado de estos procesos desborda los tradicionales sistemas de partidos, exacerba las diferencias ideológicas y traslada la tensión resultante más allá del escenario político. Se produce así la mentada fractura social que caracteriza cada vez más la actualidad nacional.
El desenlace de las elecciones del próximo año dará un indicio claro de hacia dónde se mueve el país. Dos indicadores serán centrales para la elaboración de dicho diagnóstico. El éxito o fracaso de las nuevas formas de liderazgos emergentes y el comportamiento de dichos liderazgos en caso de alcanzar el poder.
Una vez despejados esos interrogantes será posible establecer si la polarización ideológica en ciernes es un fenómeno pasajero en el siempre dinámico escenario de nuestro país o si, por el contrario, pasará a formar parte, junto con la corrupción política y la ineficiencia estatal, del menú de problemas estables del Ecuador.
Todas las derrotas del pueblo son por ilusiones transitorias y mensajes demagógicos de los políticos. Ilusión de una victoria fácil y rápida; ilusión sobre la debilidad del enemigo, ilusión sobre el valor de las palabras, Paz y Unidad, ilusión sobre el castillo de ofrecimientos, incluido trabajo.
La fuerza de los que gobiernan no es, realmente más que la fuerza de los que se dejan gobernar, por eso es importante que el pueblo, no se limite a mirar, es preciso que actúen, reflexionen y decidan por sí mismos.
Si no puedes tener la razón y la fuerza, escoge siempre la razón y deja que el enemigo tenga la fuerza. En muchos combates puede la fuerza obtener la victoria, pero en la lucha toda, sólo la razón vence. Recuerda que el poderoso nunca podrá sacar razón de su fuerza, pero nosotros, el pueblo, siempre podremos obtener fuerza de la razón.
Con la firme convicción de que, la política, los políticos y el pueblo cambien, les recuerdo que, en otros tiempos, los hombres de mérito utilizaban sus propias luces para iluminar a los demás; en la actualidad se usa la obscuridad para iluminar a los otros.
Que los iluminados hombres y mujeres que buscan poder desde el gobierno conozcan que el Estado, hoy no es el camino para procesar cambios. Que cualquier hijo de vecino no se puede presentar a las presidenciales, peor aún, teniendo padrinos a las mafias, al narcotráfico y a la corrupción.
Todo pedazo de pan lleva consigo la triste historia de un trigo, que pudo haber sido cerveza. Los políticos no tienen que ser evaluados por las intenciones, sino por los resultados. Ecuatorianos, lo dicho, son mendigas preocupaciones ante la inmensidad de los problemas de nuestro país, pero por favor, no te vuelvas a equivocar, te tocará apreciar de lejos, lo que alguna vez tuviste cerca.
OPINIÓN
Holguer Mariano Jara
Especial para Ecuador News
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