Estados Unidos: la incógnita
Por Tatiana Hidrovo Quiñónez
El intento de asesinato de Donald Trump, el virtual candidato a presidente por el Partido Republicano pobló aún más la incógnita sobre el alma de EE.UU. y su dimensión económica y política. Su constitución nombra al pueblo, no apela a la “soberanía” y garantiza el derecho a portar armas, lo que contradice la existencia del supuesto estado de libertad, su principio magnánimo.
Tras su independencia (1776), EE.UU. creó al dólar, fabricado con parte de la plata hispanoamericana. La adhesión a la especulación (1837) y la explotación del oro de California, propiciaron la creación de más de 1400 bancos, la mayoría de los cuales quebraron por la “expansión monetaria”. Superada la subsiguiente crisis de 1929, se inició un periodo auge desde 1950. Actualmente EE.UU. es la primera economía del mundo de acuerdo al PIB, pero su balanza comercial es deficitaria y por lo tanto pierde capital. Sus principales productos de exportación son el petróleo y partes de aviones (OEC). Es el primer exportador mundial de armas. El sector de internet aportaría alrededor del 10% del PIB. Tiene déficit fiscal y sobre endeudamiento. Imprime más dólares de lo que requiere el tamaño de su economía y los coloca en el “capital ficticio” y el comercio mundial, lo con constituye su singularidad.
Según analistas, EE.UU. se encuentra en una fase de estancamiento en comparación con ciclos anteriores. Esta realidad explica la guerra entre grupos de poder norteamericano, que solemos entender a través del enfrentamiento entre actores de la coyuntura como Trump y ahora Kamala Harris. De acuerdo a D. Harvey el modelo global impulsa el crecimiento exponencial, que no es posible sostener. En EE.UU. la liquidez se ha dirigido hacia el sector especulativo rentista debilitando al productivo e industrial. El sector de la producción de información o bienes inmateriales, no puede funcionar sin elementos materiales.
Responder a la incógnita sobre lo que es EE.UU. requiere también entender la dimensión su alma colectiva collage. Umberto Eco (1986) concluyó que la ideología norteamericana busca la hiperrealidad mediante la imitación. En su intento de reafirmarse, se ha convencido de que la alegoría o copia es la realidad. Sobre pliegues profundos, desarrolló una fe que sustituye la realidad por lo virtual. De esa manera el capital y la felicidad pueden ser ficticios, aunque no la guerra.
OPINIÓN
Tatiana Hidrovo Quiñónez
Especial para Ecuador News
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