COMIDAS AL AIRE LIBRE EN LA ROOSEVELT
Por: Dr. Manuel Díaz Córdova
Lamentablemente observar a diario la venta de alimentos de consuno humano preparado, y preparándose en las aceras de nuestras calles da un malestar muy desagradable, para el turista, el vecino, el negocio, o restaurante que está al frente, y a nosotros mismos. Las pailas y sartenes con aceite hirviendo, con el peligro inminente de quemarse, ella o el chef, así también los transeúntes cuales pasan las veinte cuatro horas del día. Además, los millones de partículas de polvo tanto de los vehículos motorizados, como de los trenes que vemos cruzar por encima de estos comedores al aire libre, cuales emanan hollín y diversos gases, como el óxido de nitrógeno y dióxido de azufre; también este polvo fino de color negro o café contiene carcinógenos como el arsénico, cadmio, y cromo; estos compuestos peligrosos para la salud van directamente a la parrilla, olla, o la freidora de las papas fritas, el chuzo de pollo, de carne, la famosa fritada de chancho y más. Los elementos tóxicos causan irritación a los pulmones, provocando alergias, ataques de asma, hasta cáncer, etc., poniendo en peligro la salud humana de todos aquellos que se sirven estos platos exóticos. Esta clase de fenómeno lo veíamos en poca escala, pero últimamente notamos se ha extendido por toda la Roosevelt avenue y en lugares estratégicos de aglomeración de transeúntes en nuestra urbe NY. No es de extrañarse los motivos por los cuales estas personas se dedican a esta “actividad muy lucrativa, por cierto”. Luchan constantemente por quedarse en aquel sitio, en contra de todo pronóstico. Empiezan con una pequeña mesa y con el paso del tiempo se amplían al extremo que tapan a su antojo toda la vereda por donde pasa el peatón, llegando a ocupar tres a cuatro carpas grandes para poner mesas donde servir al comensal. Constituyéndose en verdaderos monopolios. Estos son inmovibles del sitio, se sienten dueños de la vereda, podemos mirar los sábados y domingos como esta avenida la cubren por completo. Hay unos que si tienen permiso o licencia para manipular alimentos, los cuales los otorga la Ciudad asistiendo a un curso intensivo, pero la mayoría no lo tiene y venden lo que se les antoja a diestra y siniestra.
¿Dónde dejamos a los comerciantes – restaurantes, honestos, respetuosos, responsables que cumplen a cabalidad con las medidas sanitarias de higiene?. Hace poco tiempo estamos observando por parte de las autoridades de Sanitation, el control de estas ventas callejeras las cuáles deben ser reguladas a como dé lugar. Señores, estamos conscientes que venimos a este país en busca de una oportunidad, de una mejor vida. Pero debemos tener en claro el panorama legal y normativo cual se rige esta nación. Así como cumplir a cabalidad cada uno de los requisitos que deben ejecutarse, aunque no estemos de acuerdo, caso contrario queda en nosotros discernir lo conveniente. Conocemos que el trabajo es un derecho humano universal, además de eso, es un deber social inalienable, intransferible, e irrenunciable, que todo ciudadano debe conocer aquí y en cualquier parte del mundo, para poder enrumbarse en busca de la mejor opción dentro de la sociedad, donde logremos ganar todos.