LAVADO DE DINERO EN CAMPAÑA POLÍTICA
HOLGUER MARIANO JARA
Especial para Ecuador News
Las campañas políticas son el principal espacio para «lavar dinero» en Ecuador, sin embargo, ningún organismo gubernamental se pronuncia y se pone al frente para evitar su propagación y consolidación en perjuicio de la economía formal del país, no sé, si por complacencia, imposición o miedo. Lo cierto, que el lavado de dinero en a política, es uno de los delitos de cuello blanco más significativo y Ecuador no es la excepción. Durante la última campaña electoral se apreció un derroche infernal de recursos, de dónde vienen, esa es la interrogante.
La corrupción es un problema persistente y el lavado de dinero facilita que funcionarios públicos, candidatos políticos a dignidad popular, reciban sobornos o financien sus campañas políticas con fondos ilegales. Esta situación anómala crea un círculo vicioso en el cual el crimen organizado y la corrupción política, se refuerzan mutuamente.
La capacidad de los criminales para influir en decisiones políticas y económicas a través del lavado de dinero, socava el estado de derecho y dificulta la implementación de políticas públicas efectivas para combatir el crimen y mejorar la economía del país.
Detectar el dinero ilegal que entra a las campañas políticas es muy com plejo y es mucho más difícil en Ecuador, en el que, el sistema de justicia carece de las capacidades de investigación necesarias y de la voluntad política para hacerlo.
En Ecuador está primando una especie de “pacto” o “intercambio” de impunidad, que se resume en la frase de “tapaos, los unos a los otros” y que funciona a la perfección. Se vale exhibir, pero no perseguir; vale denunciar, pero no consignar. La democratización de las elecciones trajo de la mano la democratización de la corrupción.
El lavado de activos está muy presente en las campañas políticas, es una forma de ingresar dinero y que ese dinero después vuelva a quien lo aportó en forma de obra pública, en contratos, impunidad, permisividad. Por desgracia Ecuador tiene problemas de corrupción propios y también problemas de importación de corrupción y el tema del lavado de activos en la política, corre por esos canales, ejemplo, el caso Odebrecht, con el pago de sobornos a cambio de contratos.
El lavado de dinero en las campañas electorales, se está normalizando e institucionalizando, cada día vamos de escándalo en escándalo, cerramos los ojos a la realidad, nuestras autoridades los consideran intocables y al país inmune, pero en medio de la impunidad y corrupción.
Sobre este flagelo tenemos mucho tiempo hablando, no obstante, el Consejo Nacional Electoral, Fiscalía, Policía, etc. se hacen de la vista gorda, incluso, abren más puertas para que este ilícito negocio prolifere en las barbas de los ecuatorianos.
La solución está en trabajar sobre las reglas y los consensos para combatir el problema. Es hora de actuar, todos los poderes del estado deben unirse por el mismo objetivo, sin mirar bandera política o nos vamos a la M.