DEL DISCURSO A LA REALIDAD
Por: Holguer Mariano Jara.
La farsa política terminó, porque ahora le toca al Gobierno que le dejen trabajar y no le hagan tanto relajo, porque el país necesita cambios sustanciales, que la belleza de su naturaleza se comparta con la felicidad de su pueblo y las esperanzas se hagan realidad.
El país necesita salir del candelero de los astracanes politiqueros, donde los secuaces de la Democracia le hicieron caer para someter al pueblo.
Daniel Noboa, ya es el Presidente de la Nación por 4 años y ahora le toca a él demostrar que no ha sido pírrica su victoria, sino razonable y merecidamente democrática. Sin embargo, hay que arreglarlo todo y a todos, sin mirar a nadie sobre los hombros.
Hoy debemos pasar del discurso a la realidad y para ello es necesario e indispensable escuchar al pueblo que tiene el poder. Sr. Presidente, no se parezca a ningún personaje de la corrupción. Es hora de ser real y palpable. Tiene que ser parte del pueblo olvidado, caminar en las calles donde vivimos, escuchar el clamor de los pobres, desamparados y conocer personalmente la realidad.
Debe explicar lo que hace, porque lo hace y como lo hace. Nada de subliminales e inexplicables escondrijos. Hay que agradar al pueblo que votó por usted y a los que no, también, que Ecuador somos todos, construya tranquilidad, seguridad, empleo y equilibrio socio económico.
Tiene hasta mayo del 2.029 el tiempo para transformar el país, sentar las bases para mantener el progreso y cumplir con las aspiraciones de 18 millones de compatriotas. Aproveche el respaldo del pueblo para desenmascarar a los maleantes y corruptos. Explique al país, que lo del bocón es de cárcel y que es allí donde debería purgar su traición a la patria.
Ecuador es el único país en el planeta que en política trata a sus oponentes con exagerada y mimada cortesía. Ecuador y su gobierno, necesita oposición, no bandidos, corruptos, mafiosos, narcos, pandilleros, escondidos en los partidos o movimientos políticos, en la Asamblea Nacional o instituciones públicas.
El país necesita una oposición con inteligencia, dignidad política y saber perder cuando le toca. Hay que aprender de los errores y saber renacer de las esperanzas. Un partido o movimiento político decente, no vengativo ni urdidor de memorias históricas y que cuando le toque gobernar sepa mandar, administrar y no robar.
“Quien hace puede equivocarse, quien nada hace ya está equivocado” ( Daniel Kon). Desenmascarar a los enemigos de ayer, nos puede ayudar a desenmascarar a los de hoy, a reconocerlos como condición previa para combatirlos.