Por tratar a los demás a la bartola
En la ciudad de Tianjín el 1 septiembre concluyó la 25ª cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái, (OCS). En el evento participaron más de veinte jefes de Estado, así como el secretario general de la ONU, António Guterres. La OCS, que abarca un territorio de unos 36 millones de kilómetros cuadrados y cuenta con una población de más de 3.400 millones de personas, se consolidó con el acto como una de las principales plataformas multilaterales del mundo; además, su participación en el PIB mundial es la cuarta parte, aproximadamente, y en el comercio internacional este índice supera el 15 %.
En la OCS participan diez miembros: Bielorrusia, India, Irán, Kazajistán, China, Kirguistán, Pakistán, Rusia, Tayikistán y Uzbekistán; además, Afganistán y Mongolia gozan del estatus observadores, mientras que otros 14 países son socios de diálogo, entre ellos, Azerbaiyán, Armenia, Baréin, Egipto, Camboya, Catar, Myanmar, los Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita y Turquía. Lo que comprueba que la OCS ha evolucionado para convertirse en el núcleo de una organización global alternativa, basada en la diversidad de los sistemas políticos y modelos de desarrollo.
El Presidente Xi Jinping, anfitrión de la reunión, en el Consejo de Jefes de Estado de la OCS enumeró los cinco principios en los que se debe basar el futuro sistema de gobernanza global: la igualdad soberana de todos los países; el respeto del derecho internacional; el multilateralismo; el enfoque centrado en las personas y la necesidad de tomar medidas concretas.
Xi Jinping propuso “trabajar por un sistema de gobernanza global más justo y equitativo y avanzar hacia una comunidad con un futuro compartido para la humanidad”; además, sugirió la creación del banco de desarrollo de la OCS. Propuesta significativa puesto que tal institución ayudaría a los Estados miembros a reducir su dependencia de los mecanismos financieros occidentales y mitigaría el impacto de las sanciones, presiones que Rusia, China, Irán, la India y otros países enfrentan en distintos grados. También presentó una plataforma de cooperación para las industrias verdes y energéticas y prometió 1.400 millones de dólares en préstamos para los miembros de la organización durante los próximos tres años.
El Presidente Vladímir Putin respaldó la iniciativa china, que calificó de actual en una situación en la que “algunos países siguen sin renunciar a su afán de dictadura en los asuntos internacionales. Precisamente, la OCS podría asumir el liderazgo en los esfuerzos por crear un sistema de gobernanza global más justo y equitativo, que se base en la primacía del derecho internacional y en las disposiciones fundamentales de la Carta de la ONU. Sería verdaderamente equilibrado y tendría en cuenta los intereses del mayor número posible de países, garantizando las oportunidades para su desarrollo sostenible y su seguridad”.
Fiodor Lukiánov, redactor jefe de Russia in Global Affairs, considera que, a pesar del carácter caótico general de los procesos, la dirección del movimiento del mundo está bastante definida, va de las estructuras y jerarquías occidentalizadas hacia un sistema internacional mucho más diversificado. “Se convierte en una realidad a medida que el ensimismamiento de Occidente, su paso a la autodefensa y, en consecuencia, a la exclusión de todos los demás”.
Según The Wall Street Journal, las imágenes de los líderes de Rusia, China y la India en un ambiente amistoso envían a Estados Unidos una señal clara. “El trato indulgente del presidente Trump hacia Vladímir Putin no ha hecho nada para alejar a Rusia de China; en cambio, su trato brusco hacia Narendra Modi está empujando a la India más cerca de Rusia y acercando sus relaciones con China”.
El analista indio Rajat Sharma opina que las acciones de la administración de Donald Trump solo han acercado a las tres potencias euroasiáticas. “Por un lado, tenemos a Trump y a sus asesores adoptando un enfoque beligerante hacia la India, y por otro, la India está comprometida con una diplomacia silenciosa. Si estos tres grandes países —la India, Rusia y China— se unen debido a los errores de Trump, es al presidente de EE.UU. a quien se debe responsabilizar. La contienda es entre un fanfarrón y planificadores silenciosos”.
La cumbre de la OCS se ha convertido en uno de los eventos más definitorios del 2025. Comprueba el papel creciente de la OCS como piedra angular de un mundo multipolar y destaca la consolidación del Sur Global en torno a los principios de desarrollo soberano, no injerencia y rechazo del modelo occidental de globalización.
Por: Rodolfo Bueno