Cuidadosa estrategia estética convirtió a un desconocido en alcalde de Nueva York
Patrycia Centeno y despachos combinados de Ecuador News
Comenzó siendo prácticamente un desconocido a principios de año y acaba de hacer historia al convertirse en el primer alcalde musulmán de Nueva York y el más joven en el último siglo.
¿Y cómo lo ha logrado? Pues, en parte, este milagro mediático y electoral ha sido posible gracias a una estrategia estética sumamente cuidada y estudiada que algunos llevamos meses señalando como el nuevo camino de la comunicación política (y corporativa).
Acusado por el presidente Donald Trump de “comunista” y “lucir horrible”, Zohran Mamdani se ha ocupado de sonreír permanentemente (suavizar el discurso “radical”) y vestir casi siempre el traje diplomático occidental (formalidad).
Ni siquiera ha apostado por el blue collar proletario y es fiel a la camisa blanca. Porque siendo joven (34 años), musulmán, rapero y socialista; o equilibras tu mensaje con cierto conservadurismo en tu imagen o ni lo intentes…
Sin embargo, aun prefiriendo no alejarse de los códigos indumentarios establecidos por el establishment al que desea combatir, los hombros caídos de sus americanas (chaquetas), las mangas remangadas de sus camisas o sus zapatillas o botines de cordones le procuran también el aspecto algo más relajado de cualquier joven neoyorkino común tomando el metro para asistir al trabajo. Los cuatro llamativos anillos plateados que luce también le confieren ese halo de estilo propio, autenticidad.
Hijo de padres indios, nacido en Uganda y criado en Nueva York desde los 7 años; Mamdani ha demostrado cómo combinar códigos estéticos orientales y occidentales. Y no sólo por incluir Kurtas (camisa larga hasta media pierna) o estampados africanos en su armario como candidato, también en los colores escogidos para la identidad visual de su campaña. Bajo un fondo azul (guiño demócrata), se combina el rojo arándano y el amarillo caléndula al más puro estilo Bollywood. Además de la pasión los colores, de su madre (una importante directora de cine) ha heredado su gusto por la narración audiovisual.
Con una gran calidad estética, los vídeos publicados en Instagram y Tik Tok han sido tan originales como impactantes para una candidatura política… Desde lanzarse al agua vestido para prometer congelar el precio de los alquileres hasta mostrar las vulnerabilidades de sus grabaciones con humor y un toque gamberro. Si con la búsqueda del tesoro que promocionó en redes sociales logró que cientos de ciudadanos se animaran a jugar junto a sus voluntarios por toda la ciudad; grabar su participación en la maratón de NY mientras describía los obstáculos (desafíos políticos) que encontraba en su carrera a la alcaldía también fue un puntazo.
O más sublime todavía.… Cuando gracias a Morgan Spector, protagonista de la aclamada serie La Edad Dorada, ridiculizó con humor a la élite económica neoyorquina que había empezado a entrar en pánico con la posibilidad de que el candidato demócrata ganara las elecciones. El actor de 44 años —ataviado como su personaje, George Russell, en la serie que retrata a los mega ricos de Nueva York a finales del s.XIX— accedió a hacer una lectura dramática de un artículo del The New York Times titulado “¿Qué opinan los muy ricos sobre el próximo alcalde de NY?”
A diferencia de sus rivales, pocas veces se ha visto a Mamdami detrás de un atril o soltando un discurso quieto en un sitio (inactivo). Vídeos dinámicos donde siempre se le ve haciendo varias cosas a la vez (comer, pasear, correr, reír, bailar, selfies… y, entonces, lanzar el mensaje verbal que le interese). Y sí, son los códigos comunicativos que exigen las redes sociales. Pero no es cuestión de tener o no carisma: sólo de asumir que siendo (auténticamente) tú, siempre marcas la diferencia.
Seis desafíos
Zohran Mamdani será desde el 1 de enero el alcalde más joven de Nueva York en más de un siglo. Pero si ese dato es llamativo, quizás lo es incluso más que el equipo que lo ha acompañado hasta ahora lo era incluso más.
Sus dos principales responsables de campaña y estrategas, Elle Bisgaard-Church y Morris Katz, tienen 34 y 26 años respectivamente. Julian Gerson, que le escribe los discursos y ex director político, 28. De su círculo más cercano, sólo Tascha Van Auken, la mujer que salió de telonera el martes por la noche en el Teatro Paramount de Brooklyn, una veterana del partido de los Socialistas Democráticos y las elecciones municipales que coordinó a los más de 100.000 voluntarios que les ayudaron a ganar, supera ampliamente los 40.
El alcalde se enfrenta ahora a decisiones complicadas y a media docena de desafíos enorme. Una cosa es la campaña y otra es gobernar. El lema de sus partidarios sigue siendo «tax the rich», impuestos para los ricos, pero Mamdani estos días en sus ruedas de prensa habla muchísimo más de sus propuestas de gasto que de recaudación, insistiendo en el que el presupuesto de la ciudad, más de 100.000 millones de dólares, tiene margen suficiente. Ha tendido también una mano al sector privado, a los promotores inmobiliarios, a los multimillonarios o a la Policía, a la que antes quería privar de fondos por su «racismo y machismo».
Desde hace meses, Mamdani se ha reunido discretamente con veteranos de la política municipal, ejecutivos de empresas, directores de instituciones artísticas y culturales y banqueros. Para llegar a ellos, tuvo que ampliar mucho su círculo. Los activistas y los miembros de su partido abren algunas puertas, pero no las de la parte alta de la ciudad. Ahí entraron pesos pesados, como Patrick Gaspard, ex asesor de la administración Obama y director del Comité Nacional Demócrata, y Sally Susman, una empresaria que formó parte de los equipos económicos en las campañas presidenciales de Barack Obama, Hillary Clinton y Joe Biden. Ellos le llevaron a salones nuevos.
Mamdani es consciente de que para los siguientes pasos necesita otros perfiles. Y sin renunciar a sus amigos, los voluntarios y los que le han permitido avanzar, se ha encomendado a figuras de mucho más peso y experiencia. Aparatos del Partido Demócrata y no del suyo, el DSA. Perfiles reformistas que controlan ámbitos muy dispares, pero esenciales. Pero no revolucionarios ni partidarios de una ruptura con el establishment. Lo que da una idea de la administración que aspira a formar y quizás la agenda que intente implementar.
Mandami tiene delante suyo seis grandes obstáculos. El primero, desde luego, el presidente de Estados Unidos. Mamdani, en su discurso de celebración el martes por la noche, desafío a Donald Trump. Y este, el miércoles, le dijo que no era muy inteligente hacer eso, que debería llevarse bien y «mostrar respeto a Washington».
El segundo es la legislatura estatal, de la que él procede. La gobernadora del Estado es demócrata, y le apoyó, pero no quiere subir impuestos. Y los republicanos y lobistas ante el parlamento estatal hará todo lo posible por dificultar su labor.
El tercero es su propio partido. Los demócratas notan cómo Mamdani, junto a Alexandria Ocasio-Cortez y el senador Bernie Sanders empujan hacia la izquierda, mientras su libro de recetas dicen que la victoria en las legislativas de 2026 pasa por el centro. Así que un éxito rotundo del nuevo alcalde puede ser un aliciente importante en la demoscopia, pero también un problema en la estrategia.
El cuarto problema es el duro despertar. Mamdani y los suyos están todavía en un sueño Han ilusionado a más de un millón de neoyorkinos, el mejor dato desde 1969, pero ahora es inevitable que llegue de pronto la decepción. Hasta ayer era un outsiders queriendo romper el molde.
El quinto gran desafío es la frustración. Nueva York quizás no sean tan irreformable como Francia o Italia, pero casi. Es una ciudad-estado gigantesca, con ocho millones de habitantes, 350.000 millonarios, 140.000 niños sin hogar permanente, una administración muy pesada, infinitos grupos de interés, poderosos sindicatos y fuerzas inmovilistas. Una burocracia y una regulación diseñada con las mejores intenciones pero que en la práctica imposible hacer casi nada, desde construir a reformar.
La experiencia reciente dice que la única forma de salir bien parado en encuestas y reelecciones es tener suerte y concentrarse en un par de cosas. La seguridad, el transporte, quizás una estación o una obra importante. Los Socialistas Demócratas de América, el partido del alcalde, aspiran a la revolución, a refundar la ciudad, pero pueden chocar de frente contra un muro muchísimo más alto de lo que imaginaban.
El último elemento es lo imprevisible. Pandemias, atentados, desastres naturales, traiciones. Las grandes tragedias, y la gestión del día a día, son las que definen a los líderes en Nueva York, célebremente inmersos en todo tipo de escándalos, especialmente ellos ligados a la corrupción. Mamdani se ha convertido en un fenómeno global, pero su labor será local, muy local. Con poca épica, mucho disgusto y la prensa conservadora completamente volcada en su contra.



