¡AY, BRASIL!
En mi artículo dejé como interrogante si Bolsonaro lograría cumplir con las promesas de campaña en su país.
Luego de mantener el mismo tono de campaña electoral en su discurso de posesión, podemos contar con eso.
En sus expresiones no hubo punto intermedio. Para quienes esperaban que la ausencia de presión por ganar unas elecciones trajera un presidente conciliador, malas noticias: no va a ‘dar retro’.
Lo que nos queda analizar entonces es cuáles serán los efectos que tendrá en la región el asentamiento de la ultraderecha en Brasilia.
Donald Trump lo felicita por su discurso y le recuerda que EE. UU. está con él.
Señor presidente, evidentemente le iba a gustar el discurso, después de todo, es el suyo. Defensa de los valores tradicionales, fin del socialismo y advertencia para quienes se interpongan en su camino: muévanse.
Pero eso no termina de afectarnos.
Lo que sí nos afecta es que la primera visita oficial del nuevo Brasil no sea a Argentina, sino a Chile. Es un desplante a su principal socio comercial en la región.
Un desplante al país con el que comparte el liderazgo del Mercosur. ¿La razón principal? Chile representa el modelo que quiere imitar.
Chile, país que huye de los bloques y prefiere los acuerdos bilaterales.
Macri no está muy feliz con la noticia. Sobre todo porque eso supone la revisión en el tratado de libre comercio Mercosur-UE, que el presidente argentino llevaba 3 años tratando de aprobar y que estaba a punto de conseguir.
Hay otro punto donde Argentina y Brasil chocarán: Venezuela. Macri ha liderado la oposición regional a Maduro.
Su estrategia ha sido utilizar las vías que aprueba la comunidad internacional: levantar un juicio en La Haya y aislamiento económico.
Bolsonaro apuesta por las armas. Una posible invasión a Venezuela y listo.
Las tensiones entre quienes deberían ser compañeros de fórmula están a la orden del día. Una última observación. La nueva administración se negó a invitar al presidente nicaragüense y al venezolano, pues ahí no tenían lugar.
Y a pesar de esto, Evo fue. ¿Bajó la cabeza ante la derecha? No. Solo ante el presidente de turno del poder económico de Sudamérica.
¡AY, BRASIL!
Por Irene Vélez FromentColumnista Invitada
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