Víctima de cura pederasta en Ecuador confiesa su calvario
ECUADOR TV (Quito) Víctima de cura pederasta en Ecuador confiesa su calvario
Este ecuatoriano fue el primero que denunció los abusos sexuales de Cordero en Cuenca
Jorge Palacios, un cuencano de 60 años, confesó la historia de terror que vivió, tras ser víctima de violación sexual por parte del sacerdote César Cordero. Su hermano también sufrió esa vejación pero se suicidó a los 27 años. «El cura Cordero arruinó mi vida», dijo Palacios al diario público El Telégrafo, que publica su testimonio este domingo 10 de febrero de 2019.
Arquitecto y comerciante, este ecuatoriano fue el primero que denunció los abusos sexuales de Cordero, nieto del expresidente Luis Cordero.
“Nos abrazaba y nos metía bajo su sotana. Él se apegaba a nuestros cuerpos y sentíamos lo lascivo que era. Ese fue su modus operandi”, relató al rotativo.
Dijo que hizo lo mismo con todos los niños que iban a sus clases de catequismoy que todos allí sabían lo que él hacía pero nunca defendieron a los niños.
“Yo era su preso, me violaba y sodomizaba. Fue una introducción carnal, poco a poco. Él se satisfacía, se masturbaba hasta que, al final, me penetró”, indicó.
Expuso que el cura tenía sexo todos los días y con niños diferentes de su escuela y en su caso le violaba cada mes.
“Cordero era un depredador sexual, un sádico y un psicópata”, aseguró y dijo que todo eso ocurrió porque la sociedad, la Iglesia y la justicia callaron y permitieron esos abusos sexuales.
Solo pudo confesarle su tormento al padre Guillermo Mensi, quien era director del colegio Técnico Salesiano, mientras sus padres “nunca sospecharon nada».
Palacios confiesa que llegó a pensar que era homosexual “pero me gustaban las mujeres mayores”. Logró graduarse con dificultad por el vicio de la droga en el cual cayó. A los 23 años fue a vivir a Quito hasta hoy. Pudo confesarle a su madre lo que le hizo el cura Cordero, ya siendo adulto, pero ella no le creyó.
En 2010 acudió a la Fiscalía a denunciar al cura Cordero pero le respondieron que el caso había prescrito.
Luego de diligencias judiciales, la Junta Cantonal de Derecho del Municipio de Cuenca expidió medidas cautelares para el sacerdote señalado como pederasta, pero en 2016 el gobierno local propuso condecorarlo por sus obras como educador.
Su hermana cuestionó la iniciativa y ayudó a visibilizar los crímenes de Cordero. A partir de ese momento el fiscal de Cuenca, Adrián Rojas, se vio obligado a iniciar una investigación.
Encubrimiento y desidia
Palacios dijo al periódico que la Curia, encabezada por Luis Cabrera, exarzobispo de Cuenca, hoy de Guayaquil, encubrió a Cordero. “Nosotros hablamos con él y le contamos lo que ese cura nos hizo y le pedimos que lo sacaran del cargo y de la Iglesia, pero Cabrera no hizo nada”, aseveró.
Dice que la Conferencia Episcopal Ecuatoriana también lo tapó todo, aunque hubo otras denuncias, como la de Marcelo Alvarado.
En tanto, el nuevo obispo de Cuenca, Marcos Aurelio Pérez Caicedo, denunció al cura Cordero ante la Comisión de la Doctrina de la Fe, de El Vaticano.
“Gracias a ello, la máxima autoridad de Roma envió a un obispo chileno para investigarlo”, sin embargo, Cordero lo negó todo y El Vaticano dijo que ya no era sacerdote. Hoy con 90 años está recluido en hospital suyo pero la justicia no llega.
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