Caballos de Troya
En un perfecto acto de ficción cibernética el gobierno de EE.UU. reconoció al presidente del Parlamento venezolano Juan Guaidó, autoproclamado presidente interino de Venezuela, como representante de ese país, coordinando con el presidente de Colombia, Iván Duque, el funcionamiento en Cúcuta de centros de acopio de “la ayuda humanitaria” prometida a Guaidó para el pueblo venezolano, consistente en medicinas y alimentos.
El insalvable tropiezo del plan es que Guaidó no tiene ningún control territorial en Venezuela sino, como es lógico, el presidente constitucional de ese país, Nicolás Maduro, quien se ha negado a permitir la entrada de la tal asistencia humanitaria internacional, ordenando el despliegue de la policía en las fronteras con Colombia y Brasil, para impedirlo.
“A Venezuela no entrará ningún soldado invasor”, ha dicho, aludiendo a los soldados extranjeros que custodiarían los supuestos “corredores humanitarios”.
Esa estrategia no funcionará, pero posiblemente aumentará el número de soldados norteamericanos en las bases colombianas. Resulta sin embargo triste de algún modo que los países de la UE, incluido España, se unan al reconocimiento de Guaidó, declarado en desacato por la Corte Suprema de Venezuela, quien ni siquiera puede salir del territorio venezolano ni disponer de sus bienes en ese país, por prohibición del gobierno de Maduro, que se ha abstenido de ordenar su detención pese a su actitud de abierta subversión, quién sabe por qué razones que no sean las de humillar a sus opositores, pues es manifiesta la ausencia de dotes de líder y otras capacidades en ese político emergente, más allá de su ambición y simple ansia de figurar.
En contraste, Maduro se ha mostrado siempre como un gobernante con sólido respaldo popular y de las FF. AA. de su país, un socialista convencido -como Evo Morales en Bolivia- en nuestra América del Sur, plagada hoy de gobiernos neoliberales y de derecha, enemigos radicales del socialismo, la doctrina de la solidaridad humana y de la lucha por la igualdad.
EE.UU. nunca ha dado ayuda alguna por solidaridad en ninguna parte del mundo, sino teniendo en mira los negocios, la ganancia, su propio y fundamental interés. ¿Qué persiguen realmente con su prometida “ayuda humanitaria” a Venezuela
Caballos de Troya
Por Nelly de JaramilloEcuador News
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