Lealtad por Antonio Quezada Pavón
La lealtad se la mira normalmente como una virtud, sin embargo, es una muy problemática virtud. Está conformada básicamente por perseverancia a una asociación en la cual una persona está intrínsecamente comprometida como parte de su identidad.
Esta expresión paradigmática se halla en la amistad profunda, para la cual la lealtad forma un todo integral. Pero es necesaria en otros tipos de relaciones y vínculos que buscan engrandecer la afiliación o la membresía.
La familia demanda lealtad; las organizaciones la exigen y las naciones hacen lo posible para que sea un símbolo de sus ciudadanos.
¿Será posible que uno sea leal a sus principios u otros temas abstractos? Es posible y se lo acepta como consecuencia de lo anterior.
Pero hay dos temas importantes cuando tratamos de entender la lealtad como una virtud. En primer lugar, si a esa virtud se la debería dar por descontado que existe o a qué límites la lealtad debería estar sujeta.
Desde hace muy poco tiempo la lealtad atrae la atención de los escritores occidentales. Son los creativos y académicos de negocios y mercadeo, los psicólogos, psiquiatras, sociólogos y escritores de temas religiosos y de economía política que se han interesado en el nacionalismo, patriotismo y otros tipos de juramentos de lealtad.
Es por eso que la naturaleza de los lazos de lealtad es fuente de debate. Los fuertes sentimientos y la devoción han inducido a pensar que la lealtad es solo una unión afectiva que expresa buenas acciones.
Pero sentimientos de lealtad no constituyen la virtud de lealtad; a pesar de que no es usual hallar lealtad que no tenga un contexto afectivo.
Una prueba de lealtad es más bien una conducta que un sentimiento intenso, es una prueba de perseverancia. Una persona leal se mantiene comprometida hacia el objeto de lealtad, a pesar de que sea desventajoso o costoso para quien quiere ser leal.
Consideremos, como lo hace Mark Twain, que la “deslealtad es una virtud” cuando la razón nos dice que la deslealtad es un vicio y la lealtad una virtud. A menudo nos piden ser leales para engancharnos en conductas poco éticas, con lo cual miramos con mucho cinismo estas proclamas de lealtad.
Un refrán dice: “Cuando una organización quiere que hagas lo correcto, te pide integridad; cuando quiere que hagas lo equivocado, te demanda lealtad”.
Lealtad
Por Antonio Quezada Pavón
Ecuador News
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