Déjà vu en pleno Día del Trabajo
Si fuera la primera vez que sucede, se entendería. Sin embargo, esa forma de apagar incendios desde el Ejecutivo deja dudas sobre cómo se maneja la simbiosis política-comunicación, tan necesaria para la gobernabilidad.
A propósito de la celebración del Día Internacional del Trabajo, se evidenció este momento que vive el Gobierno, antes de celebrar una ronda de diálogos finales que lleven a buen puerto las iniciativas del Acuerdo Nacional.
El pasado 25 de abril, el Gobierno anunció que la jornada laboral del 1de Mayo, sería de solo cuatro horas para reconocer la importancia de la celebración del 1 de mayo, con el lío de que, como está en una ley, el viernes también será feriado.
Sin embargo, el lunes por la tarde se anunció que el primer mandatario, Lenín Moreno, se había reunido con los dirigentes gremiales del país y que se acordó echar marcha atrás con el decreto del 25 de abril y lanzar uno nuevo declarando asueto general para la jornada de hoy. Pero si hubiese sido la primera vez, quizá habría quedado como una anécdota de esa aventura que es gobernar. Sin embargo, es una tónica cambiar las cosas, repentinamente.
Y la aventura parece más bien una novela. Pasó con el tema del alza del costo del alumbrado público, que tuvo que ser descartado.
Ocurrió con las declaraciones del presidente Moreno, quien dijo que se iba a focalizar el desayuno y los uniformes escolares, cuando es una acción que al parecer se tomará en el próximo ciclo educativo.
Y si no se rectifica, es que no se explican bien las cosas. Tal como ocurrió con la subida del diésel que no corría para los transportistas.
O cuando no se explican bien las cosas, se las postergan. El Gobierno había dicho que a finales de marzo se iniciará el Acuerdo Nacional.
Luego que el 2 de mayo. Finalmente, queda para el próximo lunes y aún no se anuncian las metodologías de trabajo ni los asistentes a las seis mesas de trabajo. En pleno 1 de mayo llega este déjà vu que no es patrimonio de la rectificadora Gutiérrez.
Déjà vu en pleno Día del Trabajo
Por Jorge R. Imbaquingo
Columnista Invitado
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