Muro por muro
Ojo por ojo. Momento de actualizar esa frase. ¿Qué hay después del muro por muro? El presidente Donald Trump va a gravar un arancel del 5 % a su país vecino.
Del sur claro, del norte nunca. Todo producto que entre a suelo “americano” (porque Centroamérica no es América) tendrá que pagar una multa.
¿Y por qué? Porque su gobierno no ha hecho más en la crisis migratoria. En otras palabras: México no ha sido eficiente a los ojos de Trump para detener el flujo migratorio de Nicaragua, El Salvador y Guatemala; migrantes que huyen, que caminan hasta la frontera mexicana para hacer fila en la estadounidense.
Más gente que atender. Más personas que devolver. Menos votos electorales.
A esto súmele que Donald aún no cumple con su promesa estrella. Algo debe hacer. Cualquier cosa que ante sus electores lo mantenga en esta esfera de “poder”. Entonces, la amenaza, el castigo financiero.
Porque ellos allá abajo no han creado su segundo muro. ¿La respuesta de México? El lector querrá ver un acto de solidaridad de parte de la autoridad mexicana.
El clamor de “no le haremos a ellos, lo que nos hacen a nosotros”. Lamento causar la decepción. Respuesta: ya hemos devuelto a 80.500 migrantes desde diciembre. ¿Quieren más? Pero si ya cumplimos.
Y así, muro por muro, el mundo se llenará de “ellos”. Las elecciones gringas se acercan y Latinoamérica tiembla. Dos puntuaciones sobre este caso: (i) la política arancelaria va a causar una recesión en la economía mexicana sin precedentes.
¿Cómo un gobierno en crisis va a lograr aplicar la política migratoria que EE. UU. quiere? En palabras más simples: ¿cómo la van a financiar?
Y, (ii) al generar una crisis económica, ¿no es natural en unos años producir una población más grande persiguiendo “The American Dream”?
Pero en tiempos de urgencia electoral todo vale. Parece que México lo ha entendido. Y prepararon su respuesta. Gravar aranceles a productos gringos. No a cualquiera. Buscan golpear la economía de las empresas en “swing states” (estados sensibles) para que se desencanten de su presidente y su reelección.
Tal vez nunca dejó su forma original. Ojo por ojo, y el mundo, ciego.
Muro por muro
Por Irene Vélez Froment
Columnista Invitada
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