SEGURIDAD Y JUSTICIA
SEGURIDAD Y JUSTICIA
Quizá los gobiernos han quedado debiendo, sobre todo en los últimos años, en seguridad pública, tanto en las principales ciudades como en el campo, especialmente en el montuvio, con el abigeato establecido casi como tara crónica, y la piratería en el golfo de Guayaquil contra las camaroneras y pescadores, a los que se les roba la pesca y los motores de sus embarcaciones.
Da la impresión de haber sido aceptados por la autoridad como imposibles de combatir, aunque todos saben de dónde salen los piratas y dónde se dan preferentemente los ataques. Por otra parte, los asaltos que tienen vía libre en las carreteras del Guayas, siendo las más peligrosas las que pasan por Yaguachi, Naranjal y Balao, y luego las que van a los cantones del Triunfo, El Empalme y Balzar, son casi imposibles de controlar porque los delincuentes se embarcan entre los pasajeros y vendedores ambulantes.
En los asaltos a los transportes pesados los asaltantes se disfrazan de policías o vigilantes de tránsito. En la ciudad, los robos a las personas, a establecimientos comerciales y a domicilios no habitados siguen imparables.
Las soluciones pasan y tendrán que pasar por la actuación de la Policía y el funcionamiento de la Judicatura, cuyas relaciones institucionales siempre han tenido cierto grado de tensión.
La Policía se queja de que aprehende a los delincuentes pero estos son liberados por los jueces, a muchos de los cuales se ha destituido por tal causa, peor si la opinión pública, presionada hoy por la fiscal general, opta también a humo de pajas por irse contra los jueces.
No digo que no haya casos comprobados de incorrecta conducta o proceder judicial, pero es derecho constitucional que ninguna persona deba estar detenida por más de 48 horas para que se instaure proceso en su contra, y de no hacérselo debe ser puesta en libertad de inmediato, por decisión propia del juez o aceptando recursos de ‘habeas corpus’, porque la libertad es un derecho humano fundamental, como lo es la presunción de inocencia mientras no haya cargos establecidos en su contra. Dejémonos de fariseísmos y falsas poses de rectitud que parecen privilegiar lo contrario: la presunción de culpabilidad por el solo hecho de una denuncia presentada en contra de alguien o la sospecha de haberse cometido algún delito.
SEGURIDAD Y JUSTICIA
Por Nelly de Jaramillo
Ecuador News
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