Diálogo, pero con resultados
Diálogo, pero con resultados
La discusión por la focalización de subsidios a los combustibles no quedó agotada tras los 11 días de protesta y violencia, liderados por los dirigentes de la Conaie.
El Gobierno insistirá en discutir este tema y eso es válido, pues hasta ahora nadie ha presentado un argumento a favor de mantener un subsidio generalizado a los combustibles.
Mantenerlo tal como está es irresponsable porque condena a los más pobres a financiar a las personas de mayores ingresos, a los contrabandistas y a mafias de narcotraficantes.
El costo de los subsidios a las gasolinas y el diésel en el período 2005-2018 fue equivalente a USD 44 27 millones, lo cual alcanzaría a pagar el 82% de la deuda pública, según el Observatorio de Energía y Minas de la Udla. La semana pasada se inició un diálogo entre representantes del Gobierno y dirigentes indígenas, con la mediación de la ONU, para abordar este tema.
De las conversaciones iniciales hay al menos dos coincidencias: el subsidio está beneficiando más a personas que no lo necesitan o que se aprovechan ilegalmente de este beneficio. Además, se necesita incorporar a más actores de la sociedad en el debate, porque el tema va más allá de la posición de los indígenas. En ese debate más amplio se verán básicamente dos posiciones.
La del Gobierno, que contará con apoyo de una parte de la academia, empresarios y ciudadanos, que estarán dispuestos a superar el problema con pragmatismo: eliminar los subsidios a los combustibles y compensar directamente a los más afectados. Lo anterior es complicado de asimilar y apoyar, debido a que la eliminación de subsidios aumenta los precios de los combustibles y eso afecta a todos los hogares.
Algunos cálculos señalan que, dependiendo de los ingresos de los hogares, el incremento de precios impactará entre USD 15 y 65 mensuales. La medida compensatoria del Gobierno, de incrementar el Bono de Desarrollo Humano en USD 15 e incorporar a más familias beneficiarias, cubre básicamente al quintil de menores ingresos. Para los hogares de ingresos medios o medios bajos se puede pensar en otras formas de compensación, por ejemplo, a través de un aumento de salarios.
En la otra línea están las posiciones heterodoxas como la indígena, que también tienen apoyo de parte de la academia y de la población. Alberto Acosta, ex ministro de Energía y ex Presidente de la Constituyente del 2008, por ejemplo, plantea no solo abordar los subsidios a los combustibles sino a la energía en general, incluida la electricidad, pero también los subsidios que benefician a grupos económicos.
Los precios de la energía deberán definir dónde reducir o ampliar subsidios. Su propuesta es ampliar el subsidio para el transporte popular, la pequeña y mediana producción y el consumo energético en estratos bajos. El acuerdo sobre los subsidios estará en algún punto medio entre ambas posiciones y debe resolverse en el corto plazo, aunque su implementación pueda ser gradual.
Diálogo, pero con resultados
Por César Augusto Sosa
Ecuador News
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