Globalización de la cloaca
Globalización de la cloaca
Toda persona medianamente informada conoce algo de lo sucedido en Ucrania. Sabe que en la plaza Maidán de Kiev hubo manifestaciones en rechazo a la pobreza, la corrupción y la mala administración del gobierno de Víctor Yanukovich, todas reivindicaciones justas.
el 21 de febrero del 2014 se firmó un acuerdo entre el gobierno y la oposición, por el que se adelantaban las elecciones del 2015; se retornaba a la Constitución de 1992, que era parlamentaria y no presidencialista; se liberaba a los presos de Maidán, independientemente de los delitos cometidos, y se establecía un gobierno unitario conformado por todos los sectores de la sociedad ucraniana. Para avalar el fiel cumplimiento de lo acordado, sirvieron de garantes la UE y Rusia, pese a lo cual, la oposición de ultraderecha dio al día siguiente un golpe de Estado y un gobierno legítimo fue sustituido por fuerzas nacionalistas, neonazis, antisemitas y rusófobas, que usaron la represión, las persecuciones políticas, el terror y el asesinato para tener parte del poder hasta el día de hoy.
La ultraderecha ucraniana defiende y propaga ideas chovinistas; porta insignias y símbolos nazis; saluda al estilo hitleriano; profana y destruye monumentos históricos levantados a patriotas ucranianos, al mismo tiempo que rinde culto y venera a los que colaboraron con los nazis. El rabino Reuven Azman aconsejó a los judíos abandonar Kiev e, incluso, el país. Dijo: “No quiero tentar al destino”. Sabe que en Bai Yar, barranco cercano a Kiev, comenzó el holocausto judío.
EEUU y la UE promovieron este putsch con el objetivo de impedir la integración de Euroasia; también buscaban la expansión de la OTAN hacia el Este luego del posible ingreso de Ucrania a ese organismo y, sobre todo, el despliegue en las cercanías de Rusia del sistema de defensa antimisiles. En los años ochenta, Zbigniew Brzezinski, exasesor de seguridad nacional de EEUU, señaló: «Rusia sin ucrania es un Estado nacional normal, pero Rusia con Ucrania es un imperio».
En Ucrania no hay autoridad legítima alguna, pues, como resultado del golpe de Estado, llegó al poder un gobierno electo por Washington y han sido eliminados brutalmente los partidarios de la constitucionalidad.
Dmitri Yarosh, líder de Pravy Sektor, Sector derecha, mantuvo estrechos vínculos con oficiales de inteligencia europea y con la embajada de EEUU en Kiev; Mijeil Saakashvili, expresidente de Georgia, integró los comandos armados que en Maidán asesinaron civiles y policías, llamdos Berkut; hay testimonios que certifican que todos los disparos eran del mismo calibre y que se asesinó tanto a manifestantes como a la policía que defendía los lugares públicos. A pesar de numerosas filmaciones que muestran lo contrario, la denominada prensa libre sostiene que fue la policía la que disparó, pese
a que el gobierno nunca la armó y que a sus miembros les arrancaron los ojos, los mutilaron sin misericordia y los quemados vivos con bombas molotov.
Ashton, Ministra de Relaciones Exteriores de UE, y Paet, su homólogo de Estonia, reconocieron en una conversación que esos asesinatos a sangre fría fueron cometidos por mercenarios contratados por los sectores que actualmente gobiernan en Kiev, que aúpan esos crímenes y se niegan a investigarlos, pero EEUU y los miembros de la UE no quieren ni oír de este asunto. Así, los fascistas crearon el bodrio de los ‘mártires del movimiento’, que usan para llamar ‘traidores a los mártires’ a quienes se apartan de sus métodos y objetivos. Maidán fue el anochecer de mucho y el amanecer de nada; la libertad duró en manos del pueblo ucraniano, lo que dura un mendrugo de pan en boca del hambriento.
En una conversación entre la Secretaria de Estado adjunta, Victoria Nuland, y el embajador de EEUU, Geoffrey Pyatt, se nombró primer ministro de Ucrania a Yatseniuk y no a Vitali Klichko, líder propuesto por los demócrata-cristianos de Alemania. La misma Victoria Nuland, en una conferencia en el Club Nacional de Prensa en Washington, dijo que “Estados Unidos ha apoyado a los ucranianos en el desarrollo de instituciones democráticas mientras promovían la participación de la sociedad civil y el buen gobierno, todo lo necesario para alcanzar sus aspiraciones europeas. Hemos invertido más de 5.000 millones de dólares en ayudar a Ucrania a conseguir estos y otros objetivos”.
Ese dinero fue entregado a grupos que, una vez en el poder, prohibieron la lengua rusa, hablada por la mayoría de los ucranianos, y elevaron a nivel de héroe nacional a Stepan Bandera, colaborador de Hitler durante la ocupación nazi de Ucrania, al que le otorgaron el título de ‘Héroe Nacional’.
Durante la Gran Guerra Patria, librada por la Unión Soviética contra la Alemania nazi, Ucrania perdió casi nueve millones de personas. Bandera luchó por una Ucrania sólo para ucranianos puros y lideró acciones terroristas durante y después de la Segunda Guerra Mundial. Entre sus crímenes está el genocidio de 70.000 polacos y 200.000 judíos.
Hay archivos soviéticos y polacos que constatan la implicación de Bandera en misiones de limpiezas étnicas de polacos, rusos y judíos, en territorio de Ucrania, Polonia y Bielorrusia. Bandera fue responsable de la masacre de Volinia, al oeste de Ucrania, donde en 1943 asesinaron, luego de ser torturadas, a unas 80 mil personas. En 1943, los banderistas participaron, junto a un escuadrón de las SS, en la matanza de los habitantes de la aldea Jatín; las víctimas fueron niños, mujeres y ancianos.
Puesto que Stepán Bandera es para los golpistas un héroe nacional, los que le creen traidor se rebelaron. Eso pasó en todas las regiones del sureste de Ucrania, que desconocieron al gobierno de Kiev y se declararon favorables a la reunificación con Rusia; reivindicaban así el hecho de que los bolcheviques, sin considerar la opinión de sus habitantes, entregaron arbitrariamente gran parte del sur de Rusia a Ucrania. Hoy esas zonas, habitadas fundamentalmente por rusos, son parte de Ucrania
En Crimea, Sebastópol, Járkov, Donetsk, Lugansk, Jerson y Nikolayevsk se dieron manifestaciones en las que se tachaba de ilegítimas a las nuevas autoridades. El 7 de abril del 2014, las regiones de Donetsk y Lugansk, para impedir que en su tierra se propagara el fascismo que se desarrollaba en el resto del país, se declararon Repúblicas Populares. Desde entonces, Ucrania realiza operaciones militares contra esos territorios, que han desembocado en un conflicto armado. Los acuerdos de Minsk, suscritos en septiembre de 2014 y febrero de 2015, han sentado las bases para la solución política de este conflicto, pero hasta ahora no han conducido al cese de la violencia, que ha causado por lo menos unos 13 mil muertos.
Los habitantes de Crimea y Sebastopol, representados por el Consejo Supremo de Crimea, tomaron como punto de referencia la libre autodeterminación de los pueblos, consagrada en la Carta de la ONU, que reza que “Ninguna prohibición general puede deducir de la práctica del Consejo de Seguridad en cuanto a las declaraciones de independencia. El derecho internacional general no contiene ninguna prohibición contra las declaraciones de independencia”. Incluso, EEUU sometió el siguiente texto a la Corte Internacional de la ONU: “Las declaraciones de independencia pueden -y es a menudo el caso- violar la legislación nacional. No obstante, ello no constituye una violación del derecho internacional”. Principio válido para Crimea, donde no se disparó una sola bala luego de declarar su independencia y organizar un referéndum. El 16 de marzo del 2014, el 82% de los electores participaron en esa consulta, en la que el 96% de los votantes se pronunciaron a favor de la unificación con Rusia.
En 1786, Catalina la Grande conquistó Crimea, donde están enterrados soldados rusos, que derramaron su sangre para que ese territorio formara parte de Rusia. En 1954, Nikita Jruchev, sin consultar a los ciudadanos de Crimea, transfirió a Ucrania ese territorio. No se conoce por qué lo hizo, puesto que no preguntó a nadie ni dejó algún escrito donde explicara sus motivos, sólo se sabe que lo hizo de manera ilegal, violando las leyes vigentes en la Unión Soviética, cuya desintegración era impensable. En otras palabras, a Rusia le arrebataron Crimea.
Este es un resumen de lo que toda persona debería conocer sobre Ucrania. ¿Qué es lo nuevo? Resulta que el Presidente Trump, a raíz del impeachment, envió a ese país a su abogado Rudy Guiliani, al que llamó “el mejor procurador o uno de los mejores”, con la finalidad de que investigue sobre la corrupción en Ucrania, y Guiliani hizo una indagación profunda y comprometedora para la anterior administración demócrata, en particular, para Joe Biden y su hijo.
Los resultados de esa investigación han sido trasmitidos en el canal One America News mediante el reportaje “The Ukraine Hoax: Impeachment, Biden Cash, Mass Murder”, dirigido por el politólogo Michael Caputo, exasesor de Trump. Parecería que por la globalización de la cloaca, los trapos sucios no se están lavando en casa.
OPINIÓN
Por Rodolfo Bueno
Corresponsal de Ecuador News en Quito
www.ecuadornews.com.ec