El mundo convertido en Capilla del Silencio
GUAYAQUIL
Parecería que el tiempo prometido, se está aproximando. He tenido la bendecida oportunidad, de concurrir a diferentes templos e iglesias para escuchar el mensaje de maestros, pastores, sacerdotes, comprometidos con su noble misión del llamado de Jesús el Cristo, nuestro Hermano Mayor.
A nuestros lectores también los habrá motivado el afán de conocer el pensamiento universal de unos y otros, orientado al visionario objetivo común de los humanos: Ser buenos y hacer el bien, para vivir con salud, conocimiento y gratitud.
Lo que estamos conviviendo en esta aldea planetaria, es realmente preocupante, pues a diario amanecemos amenazados por el avance de la pandemia exterminadora. Al reflexionar con los datos y criterios de expertos estudiosos, quedamos desconcertados, a tal punto que no sabemos qué hacer y a quién creer.
Se nos dice, que este virus creado en el laboratorio de una empresa comercial de productos farmacéuticos, ha servido para activar la audaz maniobra económica de un país asiático y beneficiarse con la caída de la bolsa de valores.
De esta manera hace posible el siniestro juego financiero para quedarse con la mayoría accionaria de empresas estratégicas declaradas en quiebra y así fortalecer su poder económico y político, sin importar el fallecimiento de cientos de miles de personas, el luto, tristeza y angustia de familiares, amigos y la opinión pública, que lamentamos estos crímenes de lesa humanidad, satánicamente planificados y de manera “científica” acelerados.
Nosotros los ciudadanos de a pie, quienes no tenemos poder para decidir, pero sí para decir lo que corresponde a la gente de bien que anhela el bienestar colectivo, preguntamos: ¿Quiénes van a pagar por el crimen a la humanidad? Este cobarde y silencioso ataque con armas biológicas está generando inestabilidad, zozobra, pobreza y muerte.
Caos horrendo, con aeropuertos paralizados, mercados desabastecidos, ciudades y países enteros en estado de alerta. Empresas al borde de la quiebra. Los más vulnerables: niños y ancianos, desamparados. Clínicas y médicos sin capacidad de acción frente a la demanda de atención sanitaria.
Acostumbramos decir: “Al mal tiempo buena cara”. Pues sí, debemos darle una oportunidad a nuestro optimismo y actuar con buen criterio. Recordar las sabias recetas de la abuela para purificar y activar nuestra mente sanadora.
Esto no es un “consuelo de bobos”, es una actitud inteligente para aportar energía y creatividad al sublime resurgimiento de la Alegría de Vivir.
A pesar de vivir con esta catastrófica realidad, es muy posible que no sea el fin del mundo; sino, el sobrenatural comienzo de Algo Mejor para la Realización Humana.
EL CORAZÓN DE GUAYAQUIL LATE SERENO
Estamos viviendo una situación muy delicada. Debemos aprender esta dura lección para nutrir el alma, calmar las angustias, lograr la quietud espiritual. Hacer las pases con el momento presente. pero manteniéndonos Siempre Alertas.
Con el fondo de la Catedral Metropolitana, el parque Seminario conocido turísticamente como “de las iguanas”, luce despejado. Es parte de las recomendaciones “YO ME QUEDO EN CASA” para Juntos Parar el Coronavirus.
ESTAR EN CASA PARA MEDITAR Y MEJORAR
Hay momentos en los que no hacer nada es más significativo que la acción. Vivir la realidad y saber lo frágiles que somos. El virus es un adversario invisible que nos da una fatídica lección.
Cualquier cosa es mejor que estar muerto. Nuestro objetivo mayor, es: Sobrevivir.
Por: Fernando Naranjo-Villacís
fnaranjo@gye.satnet.net
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