APRENDER A HACER
APRENDER A HACER
En estos días en los que he tenido que hacer una serie de cosas en la casa que normalmente no las hacía, desde cocinar hasta barrer, lavar, cuidar de las plantas y un sinnúmero de actividades que sería largo enumerar, estuve conversando con mi hija Manuela y llegamos a la conclusión sobre lo importante y necesario que es saber hacer las cosas, aquellas que son de supervivencia y de convivencia.
A veces nos preocupamos en tratar de aprender las más sofisticadas tecnologías, adentrarnos en múltiples disciplinas, todas aquellas que la educación formal nos propone y hasta cierto punto obliga, pero no aquellas que deberían hacer parte de las destrezas que se aprenden en la casa y se perfeccionan en la escuela.
Pero podríamos ir un poco más allá, hacia aquellos aprendizajes que nos vuelven personas más completas y que solucionan problemas más o menos sencillos en la vida diaria de los hogares, aquello que nos dice de conocimientos básicos en electricidad, en albañilería, carpintería, plomería, en costura, en diseño y que son importantes de conocer, no importa la profesión o carrera que aprendamos a futuro.
Qué importante sería, he pensado en estos días de cuarentena obligatoria, el que supiéramos desenvolvernos en estas actividades mencionadas y en otras que podamos imaginar.
Me habría gustado aprender en la escuela algo de jardinería, saber cómo plantar un pequeño huerto, como cuidar de las plantas, trasplantarlas de su semillero, controlar las plagas que se presenten y hacerlo de manera natural, sin necesidad de usar agro-tóxicos que tan dañinos son para la salud y para el ambiente.
Me habría gustado aprender a organizar un huerto hidropónico, para alinear en cualquier muro unas botellas plásticas recicladas y cosechar tomates o frutillas fragantes o al menos unos rábanos para utilizar en una ensalada que me sabría a gloria.
El necesario aislamiento en el que nos encontramos y que no sabemos cuánto tiempo va a durar, puede volverse más llevadero si es que sabemos arreglar cosas, ser creativos, no solamente en las cosas que atañen a la mente, sino también en lo que podemos hacer con nuestras manos.
Tengo el consuelo de que siempre se puede aprender, tal vez estos días de encierro nos vuelvan más trabajadores, y aprendamos a combinar las cosas del espíritu con las que podamos trabajar con nuestras propias manos.
OPINIÓN
Por Rosalía Arteaga Serrano
ExPresidenta Constitucional de la República del Ecuador
www.ecuadornews.com.ec