El gobierno Pilatos
El gobierno Pilatos
Como yo no creo que de esta tragedia salgamos “mejorados”, tal cual pregonan muchos, y estoy seguro de que no aprenderemos casi nada, me conformaría si nos quedara como legado el saber elegir mejor a quienes nos representen.
Casi siempre hemos sido torpes para escogerlos: les dimos el voto a gritones de tarima, redentores de cuarta, muchachos de mandados de la oligarquía o vulgares asaltantes de caminos. Ahora elegimos a un puñado de ineptos y mentirosos. Esos nos gobiernan.
Los mismos que nos dijeron que había 500 muertos en el país, cuando solo en Guayas eran más de 8.000; los mismos que nos piden calma porque “solo” moriremos unos 100.000; los mismos que nos condenaron a colas de 3 km para hacernos una prueba, que viajaba por tierra a Quito a procesarse y volvía 8 días después, cuando ya más de uno era cadáver…
… los mismos que en plena emergencia casi compran mascarillas al triple de su precio de no ser por las denuncias sociales, o le pagaron puntualitos capital e intereses al FMI… Esos mismos acaban de abandonar su responsabilidad nacional para enfrentar la tragedia. Vulgares Poncios Pilatos.
Dejar en manos de los alcaldes el administrarla, cuando las competencias esenciales (salud, educación, seguridad pública…) las controla el Ejecutivo, es una decisión que no tiene adjetivos. “Demente” o “indignante” le quedarían cortos. No somos los EE. UU. federal o la España autonómica, donde cada jurisdicción gobierna su destino. Somos un país terriblemente centralizado.
¿Qué hacer? Primero no olvidarlo; y exigirles, mañana, lo que corresponda. Luego alzar las voces, juntarlas, presionar a nuestros líderes locales, sociales, comunitarios… para recuperar algo de cordura y tomar decisiones basadas en el bien común. En consensuar y ceder. Y, sobre todo, salir de nuestro estado de negación, pues negar los hechos es una forma de soberbia. ¿Qué esperamos? ¿Qué nos pase lo que a Paulina Carvajal, quien perdió en una semana a padre, madre, esposo y hermano? ¿Ese dolor inenarrable esperamos?
Esta guerra no la ganaremos con quienes nos gobiernan. Ellos ya no cuentan. Mejor dicho: con ellos nunca contamos.
OPINIÓN
Por Rubén Montoya
Columnista Invitado
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