Los adultos mayores
LOS ADULTOS MAYORES
MADUREZ SERENA Y FELIZ
La vida es un privilegio que debemos apreciar. Cada día, debe ser de constante aprendizaje, de permanente inspiración para alimentarnos de sabiduría. Tuve uno de esos gratos momentos invitado por los directivos de la Cruz Roja para compartir una charla con un grupo de damas y caballeros jubilados.
Fue muy grata la hora y media de amenidad. No me acostumbro a esa definición de: “tercera edad” que va de la mano con tercer mundo, tercer plano, etc., prefiero llamarlos de la emocionante edad dorada, producto de una estupenda juventud acumulada. Son en realidad, apreciados adultos mayores.
En países desarrollados como Japón, se ama, respeta y venera de manera particular a los niños y ancianos, una especie de paréntesis existencial, pues constituye el inicio y la culminación de nuestra vida terrenal.
La niñez nos recuerda el cúmulo de alegrías por la crianza de los pequeños que nos conmueven con sus juegos, travesuras, risas y caricias.
Ahora, que estamos recluidos en casa, por la pandemia, debemos retomar esos mimos infantiles, con los adultos mayores, compartir aquellas angelicales emociones con quienes nos dieron su invaluable cuota de amor y sacrificio para el pleno desarrollo físico, mental y espiritual.
Es el tiempo ideal para motivarlos en el avance de estos días preocupantes y fortalecer la salud, bienestar y felicidad. Compartir juegos, lecturas, estrategias para mantener activa la mente. Platicar, bailar, breves ejercicios físicos y unos minutos para meditar y pensar o repensar en la calidad y cantidad de vida.
MARAVILLOSOS MOMENTOS
Cuán emocionante poder contribuir con gratitud y amenidad al regocijo de nuestros seres
queridos en el atardecer de su existencia. Logrando a cambio de estos maravillosos
momentos: un abrazo, una sonrisa y una luminosa mirada de intensa felicidad.
EJEMPLO DE GRANDEZA HUMANA
Noventa años acaba de cumplir WACHITO MIRANDA MESÍAS, entrañable amigo. En su juventud admiraba y practicaba la “Tensión Dinámica” de Charles Atlas. Sus compañeros del colegio Vicente Rocafuerte lo llamaban Superman. Nos recuerda su voz potente de tenor melódico. Aún conserva su vitalidad y lucidez.
Por sus pláticas y escritos realmente interesantes y aleccionadores lo identifico como el “Filósofo Popular”. Magnífico ejemplo de honestidad profesional en la Función Judicial y sobre todo: noble amigo.
GUAYAQUIL
Por: Fernando Naranjo-Villacís
fnaranjo@gye.satnet.net
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