La mendicidad se propaga en las calles y en los puentes de Quito
La mendicidad se propaga en las calles y en los puentes de Quito
Las atenciones incrementaron desde el año pasado. Hay planes de acogimiento y almuerzos comunitarios
La imagen se repite en la mayoría de calles principales de la capital ecuatoriana, Quito. Familias enteras mendigan a los transeúntes mientras acomodan cartones y cobijas para pasar la noche sin techo. Son hombres, mujeres y niños -nacionales y extranjeros- que perdieron su hogar y su trabajo y ahora solo les queda la vía pública para pedir pedir su hogar y su trabajo y ahora solo les queda la vía pública para pedir que les regalen comida, ropa vieja y dinero.
La emergencia sanitaria derivada de la propagación del coronavirus solo
agravó la situación que ya preocupaba a los capitalinos. La migración venezolana -que creció en los últimos cuatro años- se sumó a la pérdida
masiva de empleo y hasta a la expulsión de ciudadanos que no podían cubrir el valor del arriendo de sus inmuebles por falta de ingresos.
Ejemplos sobran. Al transitar por la avenida República de El Salvador, de Quito, eje de la actividad turística y comercial de la capital de la república,- es común encontrarse con gente sin techo que ruega por comida o que limpia autos y cuida parqueaderos públicos para ganarse algunas monedas. Todo ante la falta de oportunidades laborales y la poca reactivación que ofrece el sistema económico nacional.
Lo más grave, según estudios de organismos multilaterales, es que este segmento de la población está expuesto a más casos de violencia, explotación sexual y hasta trata de personas. El énfasis de la alarma se enciende por el alto número de menores de edad que viven en callejones y avenidas.
Ellos y sus padres o familiares no son mencionados en los discursos de la campaña política actual y rara vez forman parte de un plan del sector público. La mayoría de organizaciones estatales no tiene cabida para atender a las personas sin techo por falta de fondos o porque nunca se ha creado un programa efectivo.
La Fundación Patronato San José es una de las pocas entidades públicas que marca la diferencia aunque su deseo de ayudar enfrenta limitaciones económicas y una creciente -casi desbordada- demanda.
Carlos -nombre protegido- es uno de los hombres que engordan esas estadísticas. Él tiene 56 años y ha pasado más de seis meses sin empleo. Antes de ese periodo, trabajaba en una carpintería y apenas cubría sus gastos. Ahora, sin trabajo, ha pasado varias noches en las calles esperando caridad.
Los números de la entidad municipal dejan ver que el caso de Carlos se replicó en otros hogares de Quito. En 2020, las atenciones del Patronato crecieron considerablemente, con respecto al año anterior. Lo que más alarma es que en los tres primeros meses de este año se reflejan datos aún más graves.
El Proyecto Atención a Habitantes de la Calle del Patronato está compuesto por varias actividades y cada una tiene un público objetivo.
Siete equipos, cada uno conformado por promotores comunitarios, educadores de calle, una trabajadora social y un psicólogo, se acercan a los ciudadanos. Entrevistan, recopilan información, examinan y ofrecen alternativas para mejorar su situación.
En 2019, muestra el informe entregado a la prensa, se realizaron 2.579 abordajes en las calles principales y secundarias de la capital.
Estos abordajes incluyen un “diagnóstico, planificación de actividades y plan terapéutico de intervención”. Además, se coordina con actores públicos y privados para el seguimiento que consiga una inclusión del grupo “bajo el principio de dignidad”.
Para 2020, con una crisis sanitaria y una emergencia económica prolongada, los abordajes subieron a 4.050. Es decir, un aumento superior al 36 %. Entre enero y los primeros días de marzo de este año, en cambio.
INFORME ESPECIAL
Por Eduardo Octavio LLumiginga
Desde Quito, en especial para Ecuador News
Para ver más noticias, descarga la Edición
www.ecuadornews.com.ec