NARCO NOVELAS Y VIOLENCIA
NARCO NOVELAS Y VIOLENCIA
Hace ya algún tiempo, vengo insistiendo en la necesidad de disminuir la violencia de nuestros medios de comunicación, que ya tienen bastante con la recolección de noticias dolorosas que todos los días se producen y que reflejan lo que está ocurriendo en la realidad.
Pero la inquietud viene por el lado de la enorme cantidad de películas violentas que son parte de la rejilla de programación de los canales de televisión locales. Quiero referirme en esta oportunidad a lo que pasa con las denominadas narconovelas que aparentemente tienen grandes raitings de sintonía y que por lo tanto no dejan de aparecer en buena parte de las emisoras de televisión y que se suceden unas a otras de manera ininterrumpida y que cuentan además con grandes auspiciantes que seguramente hacen posible esta transmisión.
No se dan cuenta las empresas, las instituciones que con su accionar o con su no reacción frente a los espacios que patrocinan están contribuyendo a crear estas escuelas de violencia, que luego seguramente atentarán en contra de sus propias empresas y contra la vida de las personas.
Las narconovelas, al menos las que se consumen en esta parte del mundo, son producidas en Colombia, México o Miami, representan un mundo que puede ser atractivo para jóvenes y adolescentes de escasos recursos económicos, de baja o nula formación en valores, con familias probablemente mal estructuradas, que encuentran una salida en alinearse con los carteles del narcotráfico, con el llamado de la narcoguerrilla y de los grupos delincuenciales de todo tipo.
En las mentadas series se ve como normal el enriquecimiento rápido, hasta vertiginoso, el disfrute sin el menor pudor, de mansiones, carros, relojes y joyas suntuosos, armas, bebidas, “mujeres”, cosificándolas, atentando contra todo lo que proponemos como conquistas femeninas a lo largo de las décadas y hasta los siglos.
En las narconovelas se muestra con detalles, los mecanismos de operación de los grandes carteles, las formas de reclutamiento, la distribución de las sustancias prohibidas, el procesamiento de las mismas, los políticos, los deportistas, los laboratorios científicos, al servicio de estos truculentos intereses que no vacilan en arrancar la vida de las personas o en volver adictos a los niños y adolescentes para luego usarlos como carne de cañón en las guerras por zonas de influencia, en presas fáciles cuando se producen redadas y en ser los primeros en caer en los enfrentamientos armados.
La propuesta va, en este mes de la mujer, en tocar las puertas de las empresas anunciantes para expresarles lo que está ocurriendo, y en la necesidad imperiosa de boicotear la presencia y exhibición de las narconovelas en los canales nacionales.
OPINIÓN
Por Rosalía Arteaga Serrano
EExPresidenta de la República del Ecuador
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