Desde este fin de semana, miles de trabajadores de comida rápida de la Gran Manzana, que durante la pandemia se convirtieron en personal esencial, no podrán ser despedidos ni se les reducirán sus horas de trabajo sin una causa justa.
La comisionada interina del Departamento de Protección al Consumidor y Trabajador (DCWP), Sandra Abeles, anunció la entrada en vigor, el 4 de julio, de la ley ‘Just Cause’ para esos trabajadores y advirtió que hay recursos disponibles para ellos y sus empleadores.
La nueva legislación también agrega nuevas protecciones laborales críticas para los trabajadores de comida rápida, además de las actuales disposiciones de horarios justos existentes bajo la Ley de Semana Laboral Justa.
Abeles señaló que durante demasiado tiempo, los trabajadores de la comida rápida, una fuerza laboral predominantemente minoritaria y femenina, han sido tratados como si fueran desechables. Afirmó que, a pesar de eso, “han estado ahí para nosotros en la primera línea durante la pandemia”.
La funcionaria recalcó que nadie debería quedarse sin empleo por razones injustas y que esta ley traerá estabilidad adicional a las vidas de estos trabajadores de bajos salarios, “garantizando que no puedan ser despedidos por capricho”.
Y para que tanto empleadores como trabajadores conozcan acerca de la Ley de Causa Justa, el DCWP llevará a cabo este mes una serie de caminatas educativas y mesas redondas para educar acerca de la legislación.
Otros expertos resaltaron el liderazgo de Nueva York en la seguridad laboral.
Para María Figueroa, directora de Investigación Laboral y de Políticas del Worker Institute, Cornell University- ILR School, esta nueva ley no solo otorga a los trabajadores protección contra despidos indebidos, sino que también los faculta para ejercer sus derechos en el lugar de trabajo sin temor a represalias.
“La promulgación e implementación de Just Cause es un ejemplo de formulación de políticas eficaz a nivel local para lograr la protección de los trabajadores. La esperanza es que más ciudades en todo el país replicarán este enfoque para mejorar los estándares laborales en la industria de la comida rápida”, indicó Figueroa.
De su parte, Rachel Deutsch, directora de campañas de justicia laboral en el Center for Popular Democracy, aplaudió el que después de enfrentar riesgos inimaginables durante la pandemia, “los trabajadores de comida rápida en la ciudad de Nueva York ya no tendrán que esforzarse más por temor a que el mal humor de un gerente signifique el fin de su sustento”.
José López, codirector ejecutivo de Make the Road New York, recordó que durante años, innumerables trabajadores en toda la ciudad se han enfrentado a la amenaza constante de ser despedidos por razones arbitrarias o sin ninguna razón.
Estas protecciones se aplican a las cadenas de comida rápida que tienen al menos 30 ubicaciones en todo el país.
Según el informe “Fired on a Whim: The Precarious Existence on NYC Fast-food Workers”, del Center for Popular Democracy, Fast Food Justice, the National Employment Law Project y 32BJ, Nueva York tiene unos 3 mil establecimientos de comida rápida que emplean a unos 67,000 trabajadores. De ellos, dos tercios son mujeres y casi 90% son personas de color.