LA ÚLTIMA SEMANA
LA ÚLTIMA SEMANA
Hemos pasado una segunda Navidad en medio de la pandemia, con la presencia de nuevas variantes que, si bien nos alarman por la velocidad del contagio, por la mayor cantidad de personas que han contraído el coronavirus, por otro lado, como que hay una mayor “normalización” de la enfermedad, como que nos hemos acostumbrado a vivir con ella.
Esta última semana del año viene llena de connotaciones, no solamente por la pandemia, sino porque hemos gastado ya algunos meses de un nuevo gobierno, porque el vicealcalde asumió sus responsabilidades al frente del Municipio de Quito, porque nos aprestamos a recibir un nuevo año, con su carga de esperanzas, pero también con la preocupación de cómo enfrentaremos los retos que se nos vienen.
Ecuador y el mundo no son los mismos de antes, hay mayor angustia frente al desenvolvimiento de la humanidad, los fenómenos producidos por los cambios climáticos están a la vista, baste analizar lo ocurrido con tragedias que podríamos denominar ambientales, con devastadores aluviones, tifones, huracanes por un lado y seguías y agostamiento de las tierras por otro.
Las crisis migratorias son más multitudinarias y visibles, en nuestro país se indica que ya medio millón de hermanos venezolanos viven en el Ecuador, por no hablar del millón de colombianos que viven también aquí, estos últimos en un proceso migratorio más lento pero continuado a lo largo de los años. Pero también vemos como los ecuatorianos arriesgan la vida para pasar al otro lado del Río Bravo, o siguen buscando la posibilidad del viaje europeo sin retorno.
Si comparamos las estadísticas de crecimiento mundial, las de nuestro continente americano son las más bajas, probablemente menos del 1%, menores inclusive a las del África Subsahariana, lo que pone en riesgo sobre todo a las poblaciones más vulnerables, riesgo de no tener la suficiente provisión alimenticia, ni tampoco educación y salud de calidad.
Por ello, bien vale el aprovechar esta última semana del año 2021, para pensar en el futuro, para analizar qué hemos hecho bien y qué es lo que nos falta, cómo podemos, desde cada uno de nuestros espacios personales y colectivos, como parte de una comunidad, hace algo más, colaborar con nuestras manos, con nuestro intelecto y capacidades para avanzar hacia el futuro con miradas más promisorias y alentadoras.
Recordemos que cada uno de nosotros podemos aportar para un futuro mejor.
OPINIÓN
Por Rosalía Arteaga Serrano
ExPresidenta Constitucional de la República del Ecuador