Cancionero comprado por un hijo de Cristóbal Colón
Recuperan tras cinco siglos cancionero comprado por un hijo de Cristóbal Colón
Fahmi Alqhai, famoso interprete de viola da gamba, recuperó el Cancionero de la Colombina de Sevilla, uno de los monumentos musicales del Renacimiento español
Fahmi Alqhai, uno de los más importantes interpretes de viola da gamba del mundo, recuperó uno de los monumentos musicales del Renacimiento español, el «Cancionero de la Colombina de Sevilla», que se conservó durante cinco siglos y ahora es interpretado por primera vez desde que en 1534 lo adquirió Hernando Colón, hijo del Almirante.
Investigación sobre el origen de Cristóbal Colón afronta recta final con un estudio de ADN
Se trata de un montaje que se podrá ver el próximo 8 de diciembre en el Espacio Turina de Sevilla (sur de España), de acuerdo con un documento que se conservó durante cinco siglos en la Biblioteca de la Catedral de Sevilla, y que ahora vuelve a la luz gracias a una Beca Leonardo a Investigadores y Creadores Culturales en Música y Ópera, informa la oficina del artista en un comunicado.
El Cancionero de la Colombina de Sevilla se halla desde hace cinco siglos en la Biblioteca del mismo nombre, uno de las más importantes de Europa a nivel histórico y que se encuentra en un edificio anexo a la Catedral de Sevilla.
El manuscrito fue adquirido en 1534 por el fundador de la colección, Hernando Colón, hijo del descubridor y experto bibliófilo, y contiene casi un centenar de piezas de la singular escuela andaluza del siglo XV, muchas de ellas aún hoy anónimas y otras identificadas como de Juan de Triana, Juan Cornago y otros autores del momento.
Recientes investigaciones en el archivo del ducado de Medina Sidonia han concluido que, con toda probabilidad, el manuscrito fue compilado en dicha casa nobiliaria, entonces radicada en Sevilla y a la que estuvo ligado Juan de Triana.
La importancia del manuscrito es enorme como fuente principal de la singular escuela polifónica sevillana del siglo XV, ligada a su inmensa catedral, justo entonces en construcción y en la que trabajaba el citado Juan de Triana.
Añade valor cultural al manuscrito el crucial momento histórico que vivía Sevilla, que fue compilado justamente en los años del descubrimiento de América por el padre de Hernando Colón, y su estilo musical se irradiaría desde la ciudad -sede en adelante del monopolio del comercio americano- a todas las colonias americanas.
La investigación científica sobre el origen de Cristóbal Colón, paralizada hace 16 años a la espera de un avance tecnológico ya disponible, afronta su recta final con el estudio del ADN de los restos óseos atribuidos al descubridor y a dos de sus familiares, que podría estar listo para el 12 de octubre.
Así lo ha dado a conocer este miércoles en conferencia de prensa José Antonio Lorente, catedrático de Medicina Forense de la Universidad de Granada (sur) y director del equipo multidisciplinar que, con la ayuda de cinco laboratorios de identificación genética de Europa y América, tratará de arrojar luz sobre el origen del navegante, en torno al cual circulan varias teorías, si bien la más extendida e internacionalmente aceptada es que era de Génova (Italia).
Será en dos o tres semanas cuando empiece el análisis de ADN de los restos óseos de los que se disponen de Cristóbal Colón, su hijo Hernando y su hermano Diego, con la pretensión, explica Lorente, de que en unas ocho semanas se obtengan ya los primeros resultados, que se irán generando progresivamente hasta presentar las conclusiones, si es posible, el próximo 12 de octubre, Día de la Hispanidad.
Todo ello será registrado en una película documental y una miniserie coproducida por TVE y Story Producciones.
Esta investigación, promovida inicialmente por el historiador Marcial Castro, comenzó en el 2002; al año siguiente se exhumaron los restos del descubridor y de sus familiares de la catedral de la ciudad española de Sevilla (sur) y no fue hasta el 2005 cuando concluyó la extracción de la primera tanda de análisis, momento en el que los investigadores decidieron paralizar el estudio porque la tecnología con la que se contaba entonces no era lo suficientemente “eficiente”.
“Estábamos gastando muchos gramos de hueso para conseguir muy poca información”, ha detallado Lorente.
Larga espera
Por ello, llegaron a la conclusión de que lo mejor era preservar las piezas a la espera de un avance tecnológico de nueva generación que ahora, dieciséis años después, ya se ha dado, lo que permitirá una mejora “drástica” tanto en la extracción del ADN de los huesos (mayor cantidad y calidad) como en el análisis posterior.
El material del que disponen para su análisis es el siguiente: cuatro fragmentos de huesos de Cristóbal Colón del tamaño de una almendra; otros siete -uno de ellos un diente- de su hijo Hernando, y por último doce fragmentos óseos de su hermano Diego.
REPORTAJE
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