Para repensar la diplomacia
Para repensar la diplomacia
Solo Vladimir Putin sabe qué lo motiva a la invasión del territorio ucraniano, también solo él conoce hasta dónde es capaz de avanzar para concretar sus oscuros intereses. Mientras tanto, es inocultable que la diplomacia de los intereses y las relaciones —en sentido práctico—, ha fallado estrepitosamente en este capítulo de la realidad internacional que tiene al mundo en vilo cuando aún ni se ha recuperado del azote pandémico. El Papa Francisco, por su parte, ha afirmado: “La guerra es un fracaso de la política y de la humanidad”.
Hace pocos días el propio ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov —“Mister no”, duro, sarcástico y maleducado como muchos lo consideran—, instó a Putin dar más tiempo a la diplomacia para salir de la crisis con Ucrania, evitar la guerra y lograr garantías de seguridad de occidente en lo concerniente al dominio militar en Europa del Este, sin perjuicio de que también advirtió que Moscú no iba a permitir “negociaciones interminables”. Todo indica que las respuestas de Estados Unidos y la Organización del Atlántico Norte (OTAN) a las demandas rusas han sido consideradas como insuficientes. Rusia rechaza que Ucrania ingrese a la OTAN, exige que termine la actividad de esta organización en Europa del Este, incluidos territorios ucranianos, del Cáucaso y Asia Central.
A pesar de que Moscú negó persistentemente todo plan de invasión a Ucrania, la arremetida armada de los últimos días da señales de que Putin —actuando como el Führer, pero gritando a los cuatro vientos que busca la “desnazificación” de Ucrania— podría ir hasta las últimas consecuencias, revive la guerra en el viejo continente, sin que le importen los muertos y la destrucción que cause, ni tampoco las tensiones que se generen con la Unión Europea, Gran Bretaña y otras naciones. Simultáneamente, la OTAN fortalece posiciones en Europa del Este, incluso en Rumanía y Bulgaria, ex repúblicas soviéticas, al tiempo que se diseñan e implementan múltiples medidas para debilitar la economía del rublo. Más al Este, China con Xi Jinping hace la vista gorda, pues un nivel de sintonía inadecuado con Rusia puede también tensar la cuerda con Estados Unidos y otros países, con serios inconvenientes para el manejo financiero internacional del gigante asiático.
Hay que aceptar que la actual crisis en tierras eslavas es de difícil pronóstico y que insufla mayor incertidumbre a la época de por sí oscura que vivimos; por ahora confirma, entre otras cosas, que tanto la diplomacia como las organizaciones políticas internacionales carecen de estrategia y de mensaje capaces de persuadir hacia la construcción de la paz en esa parte del globo, y que, existe sobrepoblación mundial de dictadorzuelos y élites demasiado amantes del poder, que no respetan principios, protocolos ni normativa internacional, y menos cultivan y honran discursos políticos serios. Nada está dicho sobre relaciones internacionales en el planeta Tierra.
OPINIÓN
Por César Montaño
Por César Montaño Ecuador News