Los consensos de la nación
Los consensos de la nación
La ausencia de consensos mínimos para alcanzar un derrotero nacional pone nuevamente a la democracia en el precipicio; de ello, somos culpables todos. La falta de acuerdos, la incapacidad para dialogar y la confrontación de intereses de todo tipo hacen imposible la gobernabilidad de un país que clama por soluciones inmediatas a los problemas de su gente. Hoy, vemos los retos diarios que enfrenta el país, como la pobreza, el hambre, la falta de empleo, la carencia de infraestructura, de sistemas de educación y la salud de excelencia, con la parsimonia del convencido de su incapacidad para superarlos. No miramos estos problemas como una bomba de tiempo que hace poco viable el futuro del Ecuador, de nuestras familias y especialmente de los sectores más vulnerables de la sociedad.
La democracia ecuatoriana no ha brillado por sus logros en las últimas décadas, quizás porque ha sido sometida a todo tipo de experimentos y alteraciones que han significado el eclipse de las instituciones y el deterioro del comportamiento social de los ecuatorianos como colectivo.
Estas últimas semanas han demostrado esa ausencia de visión conjunta, que han avergonzado al país en el exterior y en lo profundo de las almas de todo ecuatoriano. Digamos que lavar los trapos sucios en casa es asunto nuestro, pero no condenar una invasión a un país por parte de una potencia, es no conocer la historia del Ecuador y de la herida profunda que significa un cercenamiento territorial de la mitad de nuestra heredad, mientras estaban ocupadas las provincias del sur. La muertes y destrucción son preámbulo de la imposición de un tratado es lo que justamente vemos hoy en las supuestas negociaciones entre Rusia y Ucrania.
Hoy, como ayer, la distracción deportiva dará amnesia colectiva y los problemas urgentes no importarán. Así, de tumbo en tumbo, el país no logrará salir de inmovilismo al que le hemos condenado. Qué profunda pena que justamente por las luchas intestinas no permitían reivindicar los principios y propósitos de nuestra nación.
OPINIÓN
Por Embajador Luis Gallegos Chiriboga
Ecuador News, desde Nueva York
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