La economía de Ecuador afronta efectos mixtos de una guerra ajena
La economía de Ecuador afronta efectos mixtos de una guerra ajena
Mayores ingresos por el alza del precio del petróleo, pérdidas en el sector exportador y el aumento de gastos de producción son algunos de los efectos que afronta Ecuador por la invasión de Rusia a Ucrania, una guerra ajena y a miles de kilómetros que ha tocado pilares fundamentales de la economía del país andino.
El presupuesto estatal de Ecuador para 2022 contempla un promedio de 59,2 dólares por barril de petróleo, uno de sus principales productos de exportación que, como consecuencia de la guerra, ha llegado, incluso, a superar los 100 dólares.
Y aunque a simple vista las cuentas reflejen un amplio beneficio, con la subida del precio del petróleo ha llegado también el alza del costo de los combustibles, que Ecuador debe importar.
Aun así, el analista económico Alberto Acosta dijo a Efe que el fisco ecuatoriano es un “ganador claro”, pues calcula que podría recibir unos 2.000 millones de dólares adicionales netos a fin de año, “ya que por cada dólar que sube el precio del crudo, el fisco recibe en un año 50 millones de dólares”.
A mediados de marzo, el presidente ecuatoriano, Guillermo Lasso, calculaba ingresos adicionales por 1.500 millones de dólares en 2022 si el precio del crudo se mantenía alto, pero todos son cálculos atados al desarrollo del conflicto.
LA OTRA CARA DE LA MONEDA
Al otro lado de la orilla, los exportadores -especialmente de banano y flores- viven una difícil situación con pérdidas reportadas por 85 millones de dólares en un mes, dijo a Efe el presidente del directorio de la Federación Ecuatoriana de Exportadores (Fedexpor), Felipe Ribadeneira.
Y es que Ecuador destina a Rusia, Ucrania y países euroasiáticos (Armenia, Bielorrusia, Kazajistán y Kirguistán) cerca de 1.200 millones de dólares anuales en exportaciones no petroleras.
Sin embargo, el impacto puede ser mayor, pues algunas exportaciones tenían como plataforma de distribución a ciertos países europeos, desde los cuales se consolidaba y enviaba a Rusia.
Luego de Estados Unidos, la Unión Europea y China, Rusia fue en 2021 el cuarto destino de las exportaciones no petroleras de Ecuador, especialmente banano (unos 700 millones de dólares), camarón (142 millones) y flores (99 millones de dólares), entre otros.
A Ucrania se vendieron 79 millones de dólares en banano, 20 millones en flores y 18 millones de dólares en camarones, según datos de Fedexpor.
“Es una situación muy preocupante, ha golpeado mucho al sector bananero y floricultor, sobre todo porque no es fácil, de un día para el otro, conseguir un mercado con esa capacidad de consumo”, indicó Ribadeneira al alertar de que la visión a futuro “es complicada”.
CRISIS LOGÍSTICA
La logística es otra de las aristas que afronta el sector exportador, que ya venía soportando incrementos en los fletes a raíz de la recuperación de los grandes mercados de consumo.
Como ejemplo, Ribadeneira recordó que durante la pandemia, un flete de Ecuador a Europa o Asia, costaba alrededor de 10.000 dólares pero con el alza del costo del petróleo, “han llegado inclusive a costar hasta 30.000 dólares… ¡una locura!”.
También los productores sufren los coletazos del conflicto, pues han subido los precios de fertilizantes, urea y otros insumos que Rusia y Ucrania exportaban al mundo, y que impactan en el coste de producción de bienes agrícolas.
Como indicador, Fedexport señala que el precio actual de la urea es 243 % más alto que el promedio de 2019. Ecuador importó 457 millones de dólares en abonos y fertilizantes en 2021.
El presidente Lasso asegura que busca medidas de compensación que permitan sostener la producción y el empleo, mientras el sector exportador ve necesarias líneas de financiación flexibles y aplicar un esquema de devolución simplificada de impuestos, entre otras medidas.
Ello porque los ingresos adicionales por el alza del precio del crudo no necesariamente se inyectarían en la economía en forma directa, sino que sustituirán necesidades de financiación, comentó Acosta.
“A nivel macroeconómico no se traduce en un impulso de la economía por el lado de la inversión pública” pues la necesidad de financiación para 2022 supera los 9.000 millones de dólares, dijo.
Más allá de sumas y restas, Acosta sostiene que la situación debe dejar lecciones, entre ellas, la urgente necesidad de diversificar mercados.