MADRE!
MADRE!
Al pensar en ti siento melancolía y satisfacción en mi corazón por la forma en que falleciste. Melancolía por la tristeza y soledad en que se sumió mi existencia. Y satisfacción porque fuiste una guerrera que luchó y amó junto a tus cinco hijos, no obstante las limitaciones materiales y espirituales que tuviste que soportar. Fuiste la primogénita de los catorce hijos que tuvieron tus padres, Facundo Diego y Rosario Francisca.
Viste morir a una de tus hermanitas arrolladas por un tren en Riobamba, así como a varios de tus hermanos porque en ese entonces no había las medicinas adecuadas para niños; viste a tu madre durante dos años afectada por una enfermedad que la tenía de rodillas. Finalmente, durante 15 años padeciste el dolor de ver a tu primera nieta Ruth Alexandra, quien a sus dos años de edad fue afectada por «Meningitis aguda» que la convirtió en un parásito en silla de ruedas.
Silla de ruedas que la esposa del ex presidente del Ecuador, Jaime Roldós Aguilera, tuvo la solidaridad de enviarle a la casa, previa una carta que se escribió solicitando aquello. Además, también tuvo que soportar el hecho de que a su primer hijo Carlos Eduardo, mi hermano mayor, se lo quitó mi abuela Rosario bajo el pretexto de que no sabía darle de lactar……. Razón por la cual, Carlos creía que su madre era su hermana y así la trataba hasta que había intentado alzarle la mano y Rosario le habla gritado «Es tu madre!».
Mi hermano mayor siempre vivió con mi abuela y yo, instintivamente, siempre visitaba a mi abuela porque no sabía que era mi hermano. Mi madre cantaba muy bien y fue miembro del Coro de la Iglesia Evangélica Cuadrangular, donde estuvo por once años. En abril 23 de 1977, a la edad de 56 años, luego de tres meses en estado de coma, falleció.
Estuvo primero en el Hospital Luis Vernaza de Guayaquil Ecuador y su médico era el Dr. Santos, quien me dijo que mi mamá tenía «Trombosis cerebral y que era muy temperamental» y me recomendó que me cuide porque podría ser hereditario!. Luego la lleve al Hospital del Seguro Social, pero allí le enviaron a la casa, no sé porque!. En la casa de una cuñada mía Amanda, donde rentaba un departamento en Camilo Destruge Colón, allí falleció mi mamá….
Desde allí nos fuimos al Cementerio toda la familia y el Coro de la Iglesia Evangélica Cuadrangular. El Coro iba cantando aleluyas, pero yo iba solitario y triste al punto que me pareció un sueño esos cánticos hermosos del Coro!. En el Hospital Luis Vernaza, en un momento de delirio emocional, cogí la Biblia de mi madre y la tiré al piso con furia, pero me arrepentí de inmediato. Al agacharme para recoger la Biblia que cayó abierta, leí «Esfuérzate, sé valiente!» Era un libro de uno de los profetas de Dios, cuyo nombre no recuerdo y lloré como un niño!
OPINIÓN
Luis Alfonso Lobato
Especial para Ecuador News
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