DOSCIENTOS AÑOS, DE QUÉ
DOSCIENTOS AÑOS, DE QUÉ
¿Qué hemos hecho con el país? Esta es la pregunta que debemos hacernos todos los ecuatorianos a los doscientos años de fundada la República, en cuya conmemoración cumbre, antes que una desbordante celebración, debería ofrecerse un mea culpa recurrente, porque en ese lapso no pudimos consolidar los valores ancestrales de la Nación ecuatoriana en un Estado que se ha mostrado opaco desde el día 01 hasta hoy que va, de tumbo en tumbo, confundido y desorientado, al caos o a la desintegración.
Parece que el Estado que administra la clase política carece de objetivos nacionales claros, aunque consten en papeles los estudios elaborados por tecnócratas iluminados que tienen el privilegio de asesorarla.
Cada administración gubernamental impone las reglas del juego donde impera la voluntad del mandatario, demócrata o caudillo, que siempre le falta tiempo para implementarlas o saciar su egolatría. Nos hemos acostumbrado a cambiar de rumbo cada 4 años, de acuerdo al criterio del gobernante que asume el cargo y no a una política de Estado llegando al colmo del egoísmo de llevarnos a casa la “fórmula mágica” con la que ejecutamos proyectos positivos…
Los socialcristianos desbarataron la estructura de las exitosas “Unidades ejecutoras” y la social-democracia no pudo continuar con esos programas de reivindicación social.
Con la llegada de Colón al continente con una carga de ambiciosos e inmorales depredadores, seleccionados de los presidios por la corona española, las etnias indígenas asentadas al norte del Tahuantinsuyo –donde estaban los Quitus, hoy Ecuador– fueron sometidas con indignidad e infamia, mal utilizando la Cruz católica, y aún 600 años después continúan siendo explotadas. Sólo cambiaron de amo. Secuestraron a Atahualpa, exi-gieron rescate pagado en oro vivo pero lo asesinaron porque querían más… Me pregunto: ¿Aquí habría nacido la trillada frase “Vamos por más” que pronuncian los depredadores actuales?
Más tarde, cuando los “niños/bien” de la Colonia, (Chapetones, les decían) que eran hijos del patrón expoliador, decidieron jugar a “boy scout” iniciando las revueltas independentistas, despertaron a todo un continente. Lucharon hasta alcanzar la libertad, que en aquellos años significaba zafarse del dominio de la corona de España. Bolívar, Miranda, San Martín y otros buscaron en Europa apoyo para sus propósitos: doctrina libertaria en La Ilustración de Francia y financiamiento en Inglaterra. La lucha cubrió de sangre y fuego la tierra americana desde el Orinoco hasta la Patagonia.
Nosotros en el centro: Si tomabas hacia el Norte te unirías a las huestes de Bolívar; si ibas al Sur, encontrarías cobijo en San Martín.
Por la benevolencia geográfica del Golfo de Guayaquil, Bolívar y San Martín se encontraron aquí, en Guayaquil, y en secreto se repartieron los pueblos liberados o por liberar: conquistaron a sus libertados para volver a someterlos, hasta ahora. Una herejía: La independencia nos dejó el “reparto” como lección, que no hemos olvidado hasta los actuales días.
¿Qué hemos hecho con el país?
Ponte la mano en el pecho y respóndete a ti mismo si eres o no co-responsable de lo que le ocurre al país y si tienes derecho a celebrar 200 años, de qué…
OPINIÓN
Por. Antonio Molina Castro
para Ecuador News
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