ASAMBLEA: NO ATICEN EL FUEGO
ASAMBLEA: NO ATICEN EL FUEGO
La Asamblea no puede atizar más el fuego y ser más irresponsable en esta hora de vandalismo, destrucción y barbarie, en donde se pone en juego ya no la estabilidad del gobierno de turno y de la democracia sino de las familias, que viven el terror de ser destrozados. Quieren llevar a la muerte cruzada, con futuro incierto a favor de la impunidad.
El país debe estar atento de lo que haga la mayoría legislativa conspiradora, identificar y señalar a los 72 irresponsables, que hacen juego al caos, la desestabilización y el golpismo, al pretender echar abajo el estado de excepción, que aunque no sea la solución definitiva del problema, pretende controlar la situación de asaltos y agresiones. No hay otra opción constitucional.
Cómo se puede salir adelante cuando manifestantes indígenas hablan de archa pacífica y agreden a inocentes, bloquean la producción, impiden el trabajo, atacan y saquean negocios y a la vez exigen atención, lo que deslegitima sus reclamos. Tienen derecho a la protesta y a la resistencia pero civilizadamente y con respeto al resto, a los bienes públicos y privados, sin llegar a la violencia y vandalismo como han hecho. Y el gobierno está obligado a perseverar en el diálogo y atender las deudas sociales pendientes y todos los puntos que sean viables. Hay clamor urgente de la ayuda de mediadores, Iglesia Católica, universidades, organismos internacionales, que no pueden permitir la destrucción del país.
Otra vez atrapados por una clase dirigente que no piensa en las reivindicaciones sociales auténticas de la mayoría como la desnutrición crónica infantil, sino que plantea demandas políticas, de sus intereses personales, de grupos y gremios, que quieren pescar en la violencia, con discursos del siglo pasado.
Solo han acumulado demandas de la mayoría, de lo que se sirven para seguir utilizando sus angustias. Eso explica y evidencia cómo la clase dirigente pasa a mejor vida, con carros de alta gama, en contraste de quienes les representan, que caen enceguecidos en el engaño.
OPINIÓN
Miguel Rivadeneira Vallejo
Columnista Invitado
www.ecuadornews.com.ec