LA CECI
LA CECI
Me quedé sin palabras para explicar lo que sentía, lo que pasaba por mí; para procesar la mezcla de emociones que se acumulaban, que se sucedían rápidamente. Me sentí sorprendido, pese a que sabía exactamente lo que había provocado la muerte de la persona más cercana, con quien compartía mi vida y todo lo que sentía.
Ahora, mientras escribo esto, me doy cuenta que me había guardado todo este tiempo, en realidad le había escondido, el miedo que sentía por la posibilidad de su muerte; una muerte temprana, porque le quedaba tanto
por hacer, sentir, vivir, aportar; tenía muchos pendientes. Lo confieso: con frecuencia me ganó el egoísmo y ese miedo se convertía en terror a que la enfermedad me dejará sin ella.
Me sostenía, casi con ingenuidad, en la esperanza de que se curaría; una esperanza que se estrellaba con la evidencia de que los tratamientos fallaban o que eran, en sí mismos, una amenaza; esa esperanza me mantenía en pie pese a las dolorosas señales de la enfermedad. Siempre le decía, en realidad me decía, que sanaría, que la pesadilla pasaría, que recuperaría la salud, que bailaríamos otra vez, jugaría con sus sobrinos y que la medicina, que la ciencia, harían su trabajo.
Muchas veces, como aferrándome a una suerte de consuelo espurio ante el cáncer, reconocía el privilegio de poder acceder a los mejores tratamientos disponibles, en un país en que la salud es un lujo, mientras veíamos, con indignación, cómo tantas personas se desesperaban, sufrían por no poder contar con un examen, con una operación o una medicina que les mantenga con vida.
Ahora siento dolor. Trato de lidiar con este vacío que ha dejado en cada uno de los que tuvimos la inmensa suerte de conocer a la Ceci y su discreta sabiduría, su sonrisa, su inteligencia, su compromiso, generosidad y alegría. Ahora siento enojo por su muerte; ella tenía tanto para disfrutar, para hacer y compartir; y a mí, me faltó más tiempo con ella, para decirle más cuánto le amaba y admiraba, y cuanto miedo sentía por la posibilidad de su ausencia.
OPINIÓN
Por Farith Simon
Especial para Ecuador News
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