Unificación sí, perdón jamás…
Unificación sí, perdón jamás…
Las instituciones NO desaparecen, parecen moribundas pero NO mueren; avanzan al paso de sus conductores, van por los caminos que le trazan sus guías; son extrañamente permeables: irradian energía cuando tienen conductores positivos, se vuelven sórdidas y tenebrosas cuando les llegan energías negativas y hasta descienden a los albañales cuando los corruptos las han tomado. Pero NO morirán, cuando aún le quede al último de sus miembros, su visión y misión institucional y consciencia de la razón de su existencia. Justo, esto es, lo que le acaba de ocurrir al COLEGIO DE PERIODISTAS DEL GUAYAS -CPG-, noble y altivo, digno de mejor suerte.
Parodiando la célebre frase que J.F. Kennedy dirigió a los estadounidenses “No preguntes qué puede hacer tu país por ti… pregunta qué puedes hacer por tu país”, los periodistas de acá deberíamos preguntarnos qué pudimos hacer por el Colegio y NO lo hicimos. Nos conformamos con que el CPG se convierta en una fábrica artesanal de halagos inmerecidos a gente que seguramente cobraba favores no pagables ni institucionales.
Hoy nos quejamos del poder entronizado y acaparado en pocas manos, que se hizo reelegir con 20 votos por 10 años, pero fuimos incapaces de plantear una reforma institucional que limite la gobernanza a dos períodos a lo sumo.
Nos jactamos de ser periodistas de investigación, pero no sabemos nada –porque no lo averiguamos– de los ingresos y egresos del CPG. ¿De qué vive el colegio, cuáles son sus rentas o qué produce?… Es obvio que se imponga una fiscalización integral de la institución, con auditores externos sin vinculación con la prensa… Si el CPG “no era rentable” por qué el afán casi morboso de dirigirlo.
Con cierta regularidad los colegiados nos quejamos que “el CPG no ofrece nada a sus socios”, sin dejar de condenar a la supuesta cantina que allí existía; pero, como contrapartida NO exigimos explicaciones, simplemente nos limitamos a observar que allí funcionan oficinas ajenas a la labor específica de la institución.
Han sido Presidentes del CPG doce figuras respetables del periodismo local y nacional. Hagan memoria y confronten las realidades, entre el ayer y el presente (10 años atrás, por supuesto): Carlos Pérez Perasso, Pedro J. Valverde, Héctor Rodríguez Gil, Bolívar Villegas Pita, Fernando Naranjo Villacís, Ricardo Vasconcelos Rosado, Antonio Hanna Musse, Carlos Ayala Roca, Luis Ramírez Chiquito, Rafael Candell Bruque, Edgar Cedeño Escobar y Martín Villegas Cruz, el último, quien se abrogó hasta la presidencia de la FENAPE, cuando ya existe la FENAPE oficial, que antes que la Corte de Justicia del Guayas anunció con intervenir al CPG, por ser la organización que aglutina a los colegios del país, según la Ley del Ejercicio Profesional del Periodista (Decreto Supremo 799-B del 18 de septiembre de 1975).
Debo de reconocer dolorosamente que el CPG ha estado ausente de la realidad de Guayaquil y del país. Jamás expuso su criterio rector sobre los conflictos sociales de la Nación. ¿Cómo hacerlo?… No tiene una biblioteca especializada en las áreas del periodismo social, no convoca a seminarios de capacitación, a charlas de los entendidos en las realidades económicas, sociales y políticas de la nación. Ni siquiera tiene suscripciones de los diarios que se editan en la ciudad y cuando las tuvieron, los ejemplares salían debajo de algún sobaco letrado. El CPG estuvo, durante una década y más, desenchufado totalmente de lo que pasaba en Ecuador, completamente desorientado, seguramente porque otras eran sus prioridades. ¿Es posible vivir así desinformado si ejercemos el periodismo?
En aras de la reconciliación y la unidad de los periodistas, por consenso, se recomienda que hay que voltear la página y empezar a recuperar el tiempo perdido… A los responsables debemos perdonarlos por su negligencia y a los corruptos señalarlos por su inmoralidad, pero jamás olvidemos sus nombres.
OPINIÓN
ANTONIO MOLINA C.
Especial para Ecuador News
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