¿YASUNÍ Y YASUNIDOS?
¿YASUNÍ Y YASUNIDOS?
Hace casi nueve años, el Consejo Nacional Electoral decidió, de manera arbitraria, invalidar la solicitud de consulta popular de la organización Yasunidos, que había logrado el apoyo de 757000 ciudadanos, número más que suficiente para abrir un proceso de consulta que permita dejar el petróleo del Yasuní bajo tierra.
Lo que sucedió en ese momento, desconocer un 60% de esas firmas, fue un ejemplo de deshonestidad política y jurídica, para evitar una consulta que incomodaba al poder de turno. Esa fue una nueva evidencia de lo ya se sabía: el control institucional absoluto que tenía el movimiento político en el poder, sobre el conjunto de la institucionalidad, y un recordatorio de que el discurso de participación ciudadana, así como la incorporación de la democracia directa en la Constitución, eran para esa organización algo en lo que no creían, y solo aseguraban creer cuando beneficiaba a su “proyecto” político.
Lo que sucedió en ese momento, desconocer un 60% de esas firmas, fue un ejemplo de deshonestidad política y jurídica, para evitar una consulta que incomodaba al poder de turno. Esa fue una nueva evidencia de lo ya se sabía: el control institucional absoluto que tenía el movimiento político en el poder, sobre el conjunto de la institucionalidad, y un recordatorio de que el discurso de participación ciudadana, así como la incorporación de la democracia directa en la Constitución, eran para esa organización algo en lo que no creían, y solo aseguraban creer cuando beneficiaba a su “proyecto” político.
Muchos no estarán de acuerdo con las demandas de Yasunidos y lo que promueven por medio de este proceso, sin embargo, debe reconocerse que han mantenido una lucha tenaz por la justicia, una justicia que en este caso era lograr que la institucionalidad reconozca que existió una arbitrariedad y que se reparen las consecuencias de ella.
En esa búsqueda enfrentaron muchas condiciones adversas, siendo durante mucho tiempo
atacados de manera directa desde el poder.
La reciente decisión del Tribunal Contencioso Electoral, que implica la aceptación del recurso de Yasunidos y obliga al Consejo Nacional Electoral a validar las firmas recogidas en el 2014,
es un homenaje a la voluntad de cientos de miles de ciudadanos, pero en particular a la memoria
de Julio César Trujillo, un ser humano honesto, un demócrata comprometido, militante de múltiples causas ciudadanas, que se equivocó en muchas cosas, pero que ha sido víctima injusta
de una campaña de desprestigio por parte del correísmo y sus aliados, los mismos que estuvieron frente al operativo para evitar la consulta de los Yasunidos.
OPINIÓN
Farith Simon
Columnista Invitado
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