La caída de la democracia
La caída de la democracia
Arnold Toynbee, en su monumental obra ‘El estudio de la Historia”, analiza la génesis de las civilizaciones que abarcan diversos pueblos o naciones dentro de un mismo conjunto de creencias, valores y visiones. Sostiene que las civilizaciones las lideran “minorías creadoras”, quienes son los auténticos líderes que sustentan su formación y su éxito, pues tienen la capacidad de encontrar las soluciones a los problemas que toda sociedad presenta en el devenir de su presencia sobre la tierra.
La civilización occidental nace de la cultura helénica y se consolida en el Imperio Romano que domina el mundo de esa época. El Imperio Romano de Occidente sucumbe en el año 476, sobre todo por las contradicciones internas y las luchas fratricidas que lo debilitan hasta hacerlo inviable. Por otro lado, el Imperio Romano del Este o Imperio Bizantino cae mil años después en manos de los ejércitos otomanos en mucho también por incapacidades de sus élites de enfrentar los retos impuestos por otra civilización. Esto está pasando con las democracias en todos los confines del mundo.
Cuando uno cabalga por las explanadas de las monumentales pirámides egipcias en Giza, asciende a las montañas de Angkor Wat para ver sus extraordinarios sistemas de riego, mira las ruinas del Coliseo Romano o tantas otras maravillas hechas por el hombre, se pregunta las razones por las cuales estas civilizaciones sucumbieron; la respuesta es que no tuvieron capacidad de mantener los consensos y visiones compartidas.
La democracia que nació en las ciudades estado de la Grecia antigua se sustenta en el equilibrio de funciones, las libertades individuales y colectivas, pero sobre todo en la capacidad de decidir por voluntad de las mayorías. Sin duda, los intereses de grupos que impiden arribar a consensos o acuerdos mínimos son un peligro para la propia supervivencia del sistema democrático.
Los imperios y civilizaciones cayeron por sus propias contradicciones y las democracias están al borde del abismo por las mismas razones.
OPINIÓN
Por Canciller Luis Gallegos Chiriboga
Ecuador News
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