Un país normal
Por Vicente Albornoz Guarderas
Hace mucho, mucho tiempo, antes de que los ingresos petroleros nos inunden y nos mareen y destruyan cualquier concepto de austeridad, lo normal era que el Ecuador tenga un superávit fiscal en los primeros trimestres del año.
Después nos inundaron con un gasto público tan enorme que ni los altos precios del petróleo lo pudieron financiar y que sólo se pudo pagar endeudándonos hasta las muelas. Afortunadamente, hemos vuelto a tener superávit en los tres primeros trimestres del año.
Porque el balance del Sector Público no Financiero (un concepto que abarca todo lo que es gobierno), tuvo un superávit de 2.200 millones de dólares entre enero y septiembre de 2022.
Esa era la norma en nuestro país entre 2000 y 2008. y entre 2010 y 2012. En esos años el SPNF siempre tuvo un superávit (entre enero y septiembre). Y es «normal» porque en los últimos meses del año siempre hay un déficit, sobre todo en diciembre por el cierre de contratos públicos y por el pago del decimotercer sueldo, de manera que hay que tener un superávit al inicio del año para poder cerrar en equilibrio.
Pero después vinieron los desvaríos de la abundancia, la locura del despilfarro, la farra del petróleo y empezamos a tener unos déficits desproporcionados.
Entre enero y septiembre de 2014, con el precio del petróleo de $100 por barril, el déficit fiscal fue de casi 3,500 millones de dólares actuales. O sea, con alto precio del petróleo, en los meses «buenos», tuvimos un déficit enorme. Obviamente, al cerrar el año el déficit era todavía peor.
Eso no es normal, no es correcto, no es otra cosa que despilfarro irresponsable sin límite. No es otra cosa que pasarle la cuenta de la farra a la siguiente generación. Y el resultado final es una deuda pública enorme, contratada para pagar un gasto público que debía cubrir hasta la Refinería del Pacífico.
Qué alivio volver a ser un país normal… dentro de lo que se puede.
OPINIÓN
Vicente Albornoz Guarderas
Especial para Ecuador New
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