De cuando el FMI nos salvó
Por Vicente Albornoz Guarderas
Corría agosto del 2020. En abril, el petróleo había llegado a tener un precio negativo. Por varios meses el gobierno no recaudaba ni un centavo de impuestos (por la economía paralizada con la pandemia). Los gastos del gobierno subían porque temas como salud o seguridad simplemente no podían aplazarse porque la gente se moría en las calles.
A todo esto, el gobierno estaba sobreendeudado. Años de despilfarro habían hecho que el gasto supere a los ingresos (a pesar del alto precio del petróleo). Por eso, la deuda pública había llegado a casi 60.000 millones a mediados de 2020 (se había multiplicado por seis desde el 2009). Y más que el monto, el problema eran su corto plazo y sus altas tasas de interés. Si no se renegociaba la deuda, se iba a entrar en una moratoria muy compleja.
La situación era desoladora.
El país empezó a renegociar la deuda con sus acreedores y se llegó a un acuerdo «en principio» que le daba mucho oxígeno al gobierno, bajando las tasas y alargando los plazos, pero ese acuerdo requería que mostremos un plan para pagar esas deudas aunque sea en el 2040. Y ese plan arrancaba con llegar a un acuerdo con el FMI. O sea, para renegociar las deudas había que tener un acuerdo con el Fondo.
Y el FMI llegó. Y entre agosto y septiembre del 2020, se llegó a un acuerdo y el 2 de octubre llegaron al país USD 2.000 millones del primer desembolso del programa que cerramos el mes pasado. Y el 20 de diciembre llegaron USD 2.000 millones más. En algo más de 2 meses, llegaron más de 4.500 millones del Fondo y de otros multilaterales y el gobierno pudo seguir funcionando y hasta se logró reducir sus atrasos.
Sin la ayuda del FMI, hubiéramos terminado el 2020 en moratoria y virtualmente sin gobierno porque un gobierno sin plata es casi inexistente. Y, obviamente, la dolarización hubiera colapsado. Por suerte llegó el Fondo.
OPINIÓN
Vicente Albornoz Guarderas
Especial para Ecuador News
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