Crecimiento sin empleo
Por Vicente Albornoz Guarderas
A fines del mes pasado, el Banco Central publicó su estimación de crecimiento del tercer trimestre del 2022 y fue una agradable sorpresa saber que, superadas las destructivas protestas de junio, en los meses de julio, agosto y septiembre de 2022 la economía fue un 3,2% más grande que en los mismos meses del 2021.
Ese crecimiento de 3,2% no es una maravilla, pero está muy lejos de ser un desastre. Si suponemos que la población está creciendo al 1,5%, esto habla de un crecimiento del PIB por habitante de más de un punto y medio, lo cual es bueno, sin llegar a ser extraordinario.
Entonces, si el crecimiento no está tan malo, la pregunta que salta inmediatamente es por qué no sentimos este crecimiento «moderado», «un poco más que mediocre».
Y es «moderado» porque estamos lejísimos de una recesión, pero tampoco estamos como en los grandes años de crecimiento en dolarización (como el 2004 cuando crecimos más de 8%). Pero la pregunta que vuelve es por qué no sentimos ese crecimiento moderado.
Para las percepciones puede haber muchas explicaciones, en este caso parecería que dos hechos ayudan a entender la situación actual.
El primero es que todavía no nos recuperamos, ni del covid, ni de la caída del precio del petróleo en el 2015. O sea, el PIB por habitante del tercer trimestre del 2022 fue un poco menos que en el mismo trimestre del 2019 (antes del covid y antes de octubre 2019) y fue cerca del 13% más bajo que en el mismo trimestre del año 2014 (antes de que el precio del petróleo caiga y se desmorone todo el castillo de naipes que era el modelo de crecimiento vía gasto público).
Y la segunda razón para no sentir el moderado aumento de la producción es que estamos creciendo sin crear empleo. Los sectores económicos que más empleo crean, sobre todo construcción, están estancados y así está el mercado laboral. Y eso, crecer sin crear empleo, eso sí es un desastre.
OPINIÓN
Vicente Albornoz Guarderas
Especial para Ecuador News
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