Revive fantasma de Venezuela
Por Miguel Rivadeneira Vallejo
La ingenuidad de los electores al caer atrapados en las garras de la demagogia y el populismo, los errores del gobierno y la complicidad de la dirigencia política en general, que no mide las consecuencias de lo que pudiera venir, revive el fantasma de ir al modelo de Venezuela.
Todos iguales, pero en la miseria, salvo los dirigentes del único partido que gobierna y, lo peor, la posibilidad de perder la dolarización.
Ingenuos, con miopía política, que no piensan en el país que necesita con urgencia resolver problemas sociales, de desempleo y de pobreza, además de la inseguridad, la violencia y la corrupción, y no solo mirar los crasos errores que efectivamente ha cometido el régimen y que requiere cambios para lograr gobernabilidad.
El país debe abrir los ojos tras los resultados de las recientes elecciones y la negativa a las preguntas de la consulta popular, que si bien no arreglaban los problemas estructurales, pretendían sentar bases en temas delicados como la inseguridad, la reforma política, el futuro de ese mamotreto llamado CPCCS, que solo ha servido para tomarse los organismos de control y nombrar corruptos para altos cargos como la Contraloría, cuyo titular fue designado con una nota 100 sobre 100 y luego fue sentenciado a 6 años por concusión y está procesado en EE.UU. por lavado de activos. Hoy revive ese Consejo.
El modelo perverso permite que proliferen movimientos políticos (272) y candidatos, que llegan a los cargos sin legitimidad, con un promedio de 20 a 30 % de los sufragios, mientras la mayoría, más del 70 % restante, actúa dividida y cae en el juego de los que hoy controlan el escenario político, con graves denuncias de irregularidades en el proceso electoral. No se pueden imponer las minorías a la mayoría. Este panorama sombrío debe llamar a las élites, a la dirigencia política sensata, si algo sobrevive, a los actores sociales y al pueblo a pensar en el futuro y para ello impulsar desde la ciudadanía una reforma política profunda, que eche abajo el actual sistema prostituido.
OPINIÓN
Miguel Rivadeneira Vallejo
Columnista Invitado
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