Democracia, sí
Por Monseñor Julio Parrilla
Hay que decirlo y defenderlo con la mayor claridad posible. Sobre todo en esta hora confusa en la que prevalece el desconcierto y el desánimo. Las elecciones y los resultados de la consulta popular han dejado en evidencia la disconformidad de amplios sectores del país con las políticas gubernamentales. No sé si queda mucho o poco margen para un cambio de rumbo en las políticas del Ejecutivo, pero es evidente que hay que escuchar más y asesorarse mejor. Más allá de aciertos o desaciertos del Ejecutivo, vivimos una realidad tan vulnerable que en cualquier momento el piso se puede venir abajo.
¿Estaremos buscando sobre todas las cosas el bien del Ecuador? Yo creo que no. La fragmentación política que vivimos, la incapacidad para pactar, la falta de seriedad a la hora de aplicar la Constitución y la impunidad que acompaña a quienes la vulneran, nos hace pensar que la voluntad política de unos y otros va por otros derroteros.
Los intereses populistas han dejado al descubierto la piedra filosofal del momento: superar la crisis institucional y, para ello, convertir el caos en piedra arrojadiza y a los santones de antaño en salvadores, una vez más, de la patria. Poco hemos avanzado, pero, entiendo yo que la mayor crisis institucional es mandar a la democracia a tomar vientos, romper el orden constitucional y enfrentar a los hermanos. Si así fuere, el precio a pagar sería altísimo. El Ecuador necesita estabilidad, trabajo, paz e integración, dentro y fuera de casa.
Bueno sería que el gobierno gobernara (si le dejan) pero mejor sería que, entre todos, en vez de lanzar piedras contra la democracia, sentáramos las bases de una convivencia pacífica e inteligente. No es la hora del “quítate tú que me pongo yo”; es la hora del pacto y de la concordia, de buscar el bien común y de sacar adelante un proyecto de país que sea incluyente. Lo contrario será más de lo mismo, eso sí, con discursos grandilocuentes y oportunistas pero con el mismo caos disfrazado de revolución triunfante y la misma pobreza endémica, apenas disimulada, que atenaza a los pobres.
OPINIÓN
Monseñor Julio Parrilla
Especial para Ecuador News
Para ver más noticias, descarga la Edición