UNA FIESTA DEMOCRÁTICA
Por Rosalía Arteaga Serrano
Infelizmente no hablo del reciente proceso electoral, empañado por denuncias y suspicacias, sino de las celebraciones de esta semana, es decir de los carnavales, los que se efectúan en todo el territorio ecuatoriano. Son fiestas que tienen sus raíces en el sincretismo de varias culturas y que invitan en el caso de nuestro país a una especie de purga o de bautizo por agua.
Así es, en buena parte de los barrios, en las calles, plazas y avenidas, hay manifestaciones festivas con agua, pero también hay el llamado de la gastronomía, que nos dice de la rica culinaria de las diversas regiones, así como la inclusión de nuevas tradiciones.
La celebración de los carnavales es nacional, en grande o en pequeño, la idea es hacer una pausa y aprovechar el tiempo haciendo gala de las tradiciones, que, en ciudades como Cuenca, recuperan la costumbre del famoso “motepata”, sopa poderosa con el mote omnipresente, el maní, la longaniza y una serie de ingredientes que le transforman el un plato complejo pero delicioso que engalana las mesas y se presta al disfrute de las familias.
Otro aspecto que bien vale destacarse es que las celebraciones carnavalescas son en su mayoría fiestas familiares, con la presencia de grandes y pequeños que rotan las casas para que nadie se quede sin su plato de motepata, sus buñuelos, su dulce de higos o de durazno.
Como las celebraciones son tan generalizadas, hablamos de una fiesta democrática en la que son posibles los festejos de los diferentes sectores, y la unión de la diversidad que representa la esencia del carnaval.
Desde esta columna deseamos a todos unos felices carnavales y, llenos de paz, de concordia, de respeto mutuo.
OPINIÓN
Por Rosalía Arteaga Serrano
Ex Presidenta Constitucional de la República del Ecuador
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